Reencuentro || Gustabo Y Toni

Bienvenido, Toni Gambino.

— Toni agarrate de mí, podríamos haber sido un gran equipo. No te sueltes —

— Yo ya no tengo nada por lo que luchar Conway, estoy acabado... Cuídate mucho Conway —

Al momento de terminar esas palabras, aquel joven italiano soltó el agarre del otro agente de la policía, dando paso a su muerte lenta y dolorosamente...

— ¡Toni! ¡NOOOOO! —

Aquel grito desgarrador que salió de lo más profundo del corazón de ese padre dolido, y que aunque no lo pareciera, él ya sabía toda la verdad... Él sabía lo de su hijo muerto, y aún así le había agarrado cariño a aquel mafioso que se acababa de soltar de su agarre.

— Eh, ¿dónde estoy? —

Preguntó el joven mafioso algo aturdido, el cual a ojos de muchos era un héroe, incluyendo al padre de aquella persona a la cual hace un tiempo atrás había matado, todo por ayudarla. Él había dudado en hacer aquella atrocidad, pero término cediendo ante tales peticiones.

Unos minutos después de que volviera a la "realidad" se levantó, y al verse tenía puesto un traje que era blanco como la nieve en un día de invierno, el traje que tenía puesto era de una tela hermosa, ya que tenía detalles muy finos y delicados.

De un momento a otro, empezó a tener pequeños flashbacks de lo que ocurrió anteriormente, dando paso a que pequeñas gotas de agua salada empezarán a caer lentamente por sus mejillas, las cuales estaban algo sonrojadas debido al llanto.

Gracias al ello cayó de rodillas al suelo, y al observarlo bien, parecía una nube, al momento de notar eso volteó a ver a su alrededor, notando que este era idéntico al cielo que muchas veces había logrado distinguir en los días donde seguía con vida.

Se quedó en silencio procesando la información que poco a poco llegaba a su cerebro.

— ¡¿Qué significa todo esto!? —

Dijo muy alterado por lo que estaba viendo, al igual que por esos recuerdos que tuvo hace unos momentos. Cualquier persona que lo viera sabría que ese joven rubio estaba destrozado por dentro, con esos gritos que dejaba escapan inconscientemente de vez en cuando por la desesperación del momento, los sollozos que intentaba calmar y las lágrimas que no dejaban de salir por aquellos ojos bicolor de hermosas tonalidades.