O3.

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# ♡ | thrid : save her.


Su cuerpo se enderezó por inercia, a medida que se alejaba de la pared en busca de adquirir una posición defensiva

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Su cuerpo se enderezó por inercia, a medida que se alejaba de la pared en busca de adquirir una posición defensiva. La presencia de aquél muchacho activó sus alarmas, provocando una lucha interna con todo el alcohol que había bebido hace unas horas. Maldijo en su cabeza. Eso y el hecho de no haber traído una compañía confiable para la ocasión; una amiga, o alguna de sus hermanas quizá. Aún así no era el momento, a estas alturas no podía detenerse a lamentarse.

— No.— Negó inconscientemente y estiró uno de sus brazos para marcar distancia de inmediato, algo que el ajeno respetó cuando intentó acercarse a ella. Quizás sólo quería hablar.— Quédate ahí.— Ordenó tras hipar, recibiendo la mirada inquietante del hombre. La helada pared de la entrada al callejón abrazó su espalda descubierta; sintiendo la piel de su cuerpo erizarse.— No quiero hablar contigo, mucho menos ahora.— El otro guardó silencio.— Honestamente, no quiero hacerlo nunca más.

— ¿De nuevo va a rechazarme?— Inquirió en un tono ofendido; tosco, con el semblante serio. Y Boa escuchó la afirmación sarcástica por parte de su subconsciente, más prefirió guardársela para ella misma. No tenía las fuerzas, ni las ganas para iniciar una discusión, ahora sólo podía pensar en descansar las horas perdidas de sueño.— Usted y yo tenemos algo pendiente.

— ¡Por dios!— Exclamó con cansancio, frunciendo el ceño.— Tú y yo no tenemos nada pendiente. Sólo eres otro peón que decidí descartar.

— Se equivoca.— Insistió, tomando su brazo desprevenido. Ella abrió sus orbes con sorpresa y se dispuso a protestar, pero el otro rápidamente le acercó tras jalar su brazo de un tirón, separando su cuerpo de las paredes. Sus grandes manos se deslizaron con agilidad hacía su cintura, apresándole.— Aún tiene algo que deseo.

— ¡Suéltame, imbécil!— Demandó agitada, con su cuerpo inquieto en busca de soltarse. Sabía que la presión que aquél hombre ejercía sobre su cintura dejaría marcas, de por sí su piel era ya muy delicada.

Sin embargo, la deferencia de masa corporal era obvia, al igual que la fuerza que cada uno portaba. Si se trataba de ello, salía perdiendo. Entre quejas y reproches, allí mismo el muchacho acalló sus órdenes tras estampar bruscamente sus labios con los suyos. Jadeó gustoso ante el bálsamo labial aún permanecía intacto sobre sus labios, al igual que el sabor de este. Ella, al contrario, presionó sus labios con la intención de evitar al máximo el tacto entre ellos, aún forcejeando, con la respiración al límite.

Qué asco.



El choque de las copas resonó tras colocarlas en su sitio con desbordante agilidad, aprovechando para limpiar la barra también. Se deshizo de las gotas de bebidas que descuidadamente habían caído horas antes, culpando en su cabeza a sus clientes ebrios. Aún así, fueron sólo maldiciones vagas en su cabeza. Es decir, daba igual, de todas formas era parte de su trabajo.

愛 transparent ━ luhan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora