*Abby's P.O.V*
La noche se hizo sorprendentemente corta, al despertar miré hacía ambos lados en busca de Felix, no estaba en ningún lado. Dormí con él, es difícil de creer. Mi madre debe estar realmente furiosa pero es algo que en este momento no es de gran importancia para mí. Decidí levantarme para buscar a este chico que desapareció místicamente.
Es una casa bastante grande, me tomó tiempo pero finalmente llegué a la cocina, en este momento, mi habitación favorita de la casa. No había nadie, creo que estoy jodidamente sola.
Tengo hambre pero... sería de muy mala educación meterme en la comida de otra persona.
Al diablo los modales, tengo hambre.
Abrí el refrigerador y saqué la leche, al girarme... ahí estaba él.
¿De dónde salió?
—Felix... lo siento, yo... —Intenté explicar mi acción.
—Estas en tu casa Abby, no te preocupes. —Suspiré dejando la leche sobre un mueble. Él se acercó a mí.
—Lamento dejarte sola, hubo una emergencia y... —Posó su mano derecha por su nuca y comenzó a rascar suavemente.
—Está bien, no necesito explicaciones, descuida. —Agaché la cabeza y miré fijamente mis pies descalzo. Él levantó mi mentón con su mano.
Ambos nos quedamos en silencio, él me miraba fijamente y yo sólo repetía la acci
—¿Por qué me miras tanto? —Me atreví a preguntar.
—Me gusta mirarte... -Respondió al instante.
—¿Por qué te gusta mirarme? —Volví a preguntar.
—¿Por qué te gusta preguntar tanto? —Me ruboricé inmediatamente. —Eres hermosa, por eso me gusta mirarte.
Poco a poco comenzó a acercarse a mí, sólo un par de centímetros nos separaban, ya sé lo que viene, debería detenerlo pero... su aroma, su voz, su piel, todo de él me enloquece completamente. Coloqué mis manos en su cabello entrelazando mis dedos en este. Felix agarró mi cintura y me acercó más a él, si es que eso era posible. Estaba a punto de pasar... pero un fuerte ruido interrumpió el momento.
Dios, quien sea, lo mataré.
Felix se separó rápidamente de mí.
—¿Interrumpo? —Preguntó el rubio de pie en el marco de la puerta.
—Oscar... —Comencé a caminar en dirección a él.
—Ayer te fuiste y no te despediste. —Cruzó sus brazos. —No pensé que fueras así.
—De verdad lo siento, necesitaba irme a casa, no te vi por ningún lado... —Quedamos frente a frente. —Hoy pensaba explicarte.
—Ya, no importa. —Me abrazó y luego me soltó. —Ignoraré el hecho de que estas en casa de Felix cuando supuestamente deberías estar "en tu casa"
Todos reímos en la habitación.
—Bro, tú sabes por qué esta aquí. —Habló Felix.
