95. Post-Guerra

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La velocidad que alcanza la nave de la fuerza armada es poco recomendada para viajar a la cercanía de un objeto tan grande como lo es la nave nodriza, el control que se requiere para pilotear a esta velocidad exige de un piloto con un nivel más allá de lo experto. La curva que tuve que tomar casi termina estrellándome contra la estructura que conecta a la fuente de poder de la nave nodriza y esto me obliga a bajar la velocidad para mantener el control; trato de reincorporarme rápidamente en la ruta trazada, y mientras voy viajando empiezo a sentir la fuerte atracción de la singularidad de Ashtaria, tal atracción me hace llegar diez segundos antes de que su cuerpo empezase a hincharse debido a la falta de presión en el espacio exterior.

Bajo la velocidad para no chocar bruscamente con su cuerpo y empiezo abrir el compartimiento que está en la parte inferior de la nave, desde la pantalla de los controles ubico el cuerpo de Ashtaria y luego me dirijo hacia ella.

—¡Te tengo! —digo aliviado al comprobar que su cuerpo ya se encuentra en el compartimiento de estabilización térmica.

Desde los controles de la nave verifico los signos vitales de Ashtaria, ella está bien, su corazón aún sigue latiendo; tiene el cuerpo frio, pero no es algo que me preocupe, porque ya el sistema térmico de la cabina está estabilizando su temperatura.

Activo el sistema de transmisión de la nave y contacto a Rauzet, quien de seguro está tratando el cuerpo de mi hermano y Trox.

—Rauzet, ¿todo bien en la nave nodriza? —pregunto mientras empiezo a dar media vuelta para regresar a la nave nodriza.

—Sí, Kiharu. Ya Brawn se encuentra poniendo orden frente a esos yowtas que aún permanecen en la nave.

—Genial... Eh... ¿Y el cuerpo de Handul?

—Estoy implantando la cabeza al cuerpo —luego de un corto silencio y un melancólico suspiro, agrega—... Kiharu, lamento mucho lo de tu hermano.

El recordarlo en su posición frente a la élite mientras portaba aquel sable que solía crear, hace que se me forme un nudo en la garganta.

—Gracias, Rauzet.

No puedo evitar sentirme triste por Handul, las diferencias y la rivalidad entre ambos fue llevada a tal extremo que hasta nos herimos mutuamente; pero aun así..., aun cuando mi hermano se atrevió a asesinarme, desearle la muerte es algo que yo jamás haría. Recuerdo aquel rostro de gratitud y su inevitable sonrisa aquella vez que le regresé la vida a la mujer que él tanto amó, recuerdo aquella expresión de orgullo luego de verme vencer al Phoenix de cola de acero; incluso recuerdo la furia en sus ojos tras enterarse de la aventura que tuve con su mujer, y eso me hace sentir terrible, porque yo igual le hice mucho mal.

«Nos hicimos daño, hermano...»

Luego de estacionar la nave sobre la plataforma de despegue, abro la compuerta del compartimiento de la nave y salgo por la zona de evacuación de la nave.

—Kiharu... —es la voz de Ashtaria, la busco con la mirada y la encuentro tapándose el rostro con sus manos.

—¡¿Qué?... ¡¿Qué tienes?! —rápidamente me acerco a ella y la tomo de las manos, las aparto de su rostro y encuentro sus labio hinchados y llenos de ampolla. Ella abre sus ojos para fijarlo en los míos, sus neones ojos se ven irritados y enrojecidos.

—No puedo ver bien, Kiharu... Me arde la vista —vuelve a tapar su rostro con sus manos—... y la boca igual.

—Maldición... Debiste sentir hervir tu saliva y tus lágrimas.

—Se sintió terrible —dice sollozando.

Sin tan siquiera pedirle permiso, la cargo entre mis brazos e inmediatamente salgo corriendo usando mi supervelocidad. Justo ahora vamos rumbo al centro médico de la nave nodriza.

ZENFREX - El Poder De Mantenerte Con VidaWhere stories live. Discover now