Ѫ CAPÍTULO 8 Ѫ

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Los gemelos tiraron por accidente sus cubiertos al oír las palabras de sus padres, se miraron estupefactos y se levantaron para irse, pero se volvieron a sentar indecisos. Se esperaban cualquier cosa de la boca de sus padres, pero ¿Un bebe? ¿Otro niño que crecerá infeliz y sin el amor de sus padres? ¿Otro niño que deberá criarse solo y sufrir la ausencia de sus padres? Los gemelos estaban enojados, furiosos.

— ¿Pero qué carajo dices mama?

— Steve cuida tus palabras frente a tu madre. — Advirtió su padre.

— Y-yo, yo pensé que estarían felices... —Balbuceó su madre.

— ¿Felices? —Pregunto incrédula Emma. — ¿Felices de qué? ¿de qué tendremos un hermano que crecerá sin sus padres presentes?

— ¿De qué hablas, hija?

— ¿De qué hablo? Jamás estuvieron para nosotros. Nunca. Faltaron hasta en nuestro cumpleaños, en nuestra graduación de primaria, cuando el perro murió, cuando tuvimos nuestras primeras citas, primeras notas en la escuela... ¿Quieren que siga? Jamás, JAMÁS han estado ahí para nosotros, ¿y tendrán otro hijo al cuál deberemos criar nosotros y explicarle porque sus padres nunca están para él? Gracias, gracias. De verdad que estamos muy felices. — Dijo Emma con sarcasmo.

— Esperaba cualquier cosa, ¿pero esto? ¿Y pretenden que todo está bien? ¡Maldición! ¡Nada está bien! ¡Nada! Y lo sabrían si estuvieran aquí, ¡Pero no lo están! —Gritó Steve furioso.

— Son unos malagradecidos. Su madre y yo hacemos todo para que ustedes tengan una buena vida, para que ustedes puedan comer todos los días y vestir con ropa decente. ¡Todo! ¿Y así nos agradecen?

— Pues nunca pedimos esto, cualquier persona preferiría el amor de una familia a lo material, jamás estuvieron para nosotros y jamás lo estarán. Todos creen que somos la familia perfecta, pero pobre del que se atreva a mirar por la ventana algún día.

Emma se levantó de la mesa seguida por su hermano y corrieron hacia la habitación de esta, dejando atrás a una madre desconsolada y a un padre furioso.

Esa noche ninguno durmió bien, se acostaron juntos como siempre hacían cuando tenían algún problema y pasaron la noche entre llantos de Emma y maldiciones por parte de Steve. Finalmente, al amanecer del otro día, se dieron cuenta de que ninguno de los dos podría volver a dormir así que se prepararon y salieron a caminar.

Los gemelos caminaban por el centro del pueblo, faltaban un par de horas para que la escuela abra y los comercios más madrugadores estaban recién abriendo sus cortinas. Todas las personas que estaban levantadas a esa hora se sorprendieron de ver a los hermanos caminar por las calles, especialmente las ancianas que eran las más madrugadoras y jamás habían visto a un par de jóvenes levantados a esas horas.

Caminaron en silencio hasta que llegaron a un parque a unas cuadras de la escuela. Se sentaron en los columpios sin decir una sola palabra y se dedicaron a admirar el cielo que recién comenzaba a mostrar los primeros atisbos de luz.

— ¿Qué haremos ahora? — Steve rompió el silencio.

— Hablas como si fuéramos una pareja que quedó embarazada accidentalmente. —Emma intentó bromear un poco.

— Qué asco Emma, eres mi hermana. — Steve rió. — Pero hablando enserio... ¿Qué haremos ahora que mama y papa tendrán otro hijo? Sabes que Hawkins no es la ciudad más segura en estos momentos.

— Lo sé, pero no podemos hacer nada. No es como si podamos ir con mama y papa y decirles "¡Oye! ¿Saben qué? Steve y yo hemos pensado que no deberían tener un hijo aquí. Digo... Esta ciudad está llena de criaturas fantásticas con cara de planta y dimensiones ocultas. Quizá podríamos irnos a... no se... ¿Nueva York? ¿Florida? No lo sé, solo es una sugerencia"

Stranger Love ¹  //Stranger ThingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora