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DAKOTA MAXIMOFF aún estaba dormida cuando Bucky Barnes ingreso a la habitación que habían acondicionado para la bruja. Steve Rogers se había encargado de explicar a todo el equipo la crisis de ansiedad que había tenido la joven, el hombre con el brazo de metal sintió su corazón punzar cuando Banner comenzó a explicar los resultados de los análisis que habían hecho a la muchacha. Natasha incluso fue capaz de maldecir en ruso cuando escucho los abusos de todo tipo que había sufrido la joven.
—No será fácil llegar a ella, no confiara con facilidad—dijo Tony. Miró a su equipo pero enfocó su mirada en Steve el cual trataba de encontrar ayuda psicológica para la pálida chica. Bucky levantó la mano tratando de buscar algún tipo de atención de parte del equipo, su corazón pálpito con fuerza por la ansiedad que le producía expresarse ante todos. —Y-Yo podría hacerlo. No he pasado los tipos de abusos... Ya saben, que ella sufrió. Pero sé lo que se siente llegar a un lugar donde no conoces a nadie. Si alguno llegó a oponerse, no fue capaz de quejarse. Bucky asintió con algo de desconfianza.
Bucky Barnes se sobresalto cuando oyó la suave queja de la mujer, la miró esperando que reaccionara de manera agresiva, incluso espero que ella ocupará alguna de sus habilidades mágicas para tratar de correr o incluso defenderse. Pero de lo único que fue capaz de hacer Dakota fue tomar sus piernas y encogerse en la cama que habían puesto a su disposición. Incluso no fue capaz de tocar el collar que envolvía su cuello. Gimió con suavidad cuando sintió la fría muralla detrás de su espalda. Miró a James esperando que diera alguna orden o incluso esperaba recibir un golpe. Al fin y al cabo HYDRA había lavado su mente sobre los "sucios americanos".
—Mi nombre es James Barnes —se presentó con suavidad. Dakota asintió esperando que siguiera. —N-No te haremos daño. Lo sabes ¿Verdad?. Yo también estuve en tu situación, también fui parte de ellos... Me hacía llamar "Soldado del Invierno"; ellos pusieron esto aquí —dijo tocando su brazo metálico. Dakota se acercó con lentitud la vidrio, puso sus manos sobre él. Estaba hipnotizada.
—Dakota—dijo con voz rasposa. James se sorprendió al escuchar su voz. Su acento sonaba demasiado fuerte, tal y como había escuchado por tantos años. La Sokoviana aún miraba su brazo cuando volvió a hablar: —Hermanos —dijo señalándose. Bucky la miró con confusión. Sintió una suave mano sobre su hombro que lo sobresaltó. Los ojos de Dakota parecieron iluminarse.
—Hola tú —Natasha sonrió con suavidad mientras le guiñaba un ojo a la muchacha.
—Black Widow —murmuró la Sokoviana como si estuviera en un trance. Había crecido con las historias de la Rusa. Aún cuando había traicionado a su país y se había unido al hombre que había destruido su familia, Dakota la admiraba. Incluso en su habitación tenía una foto de la mujer.
—Si, Black Widow. Dakota, necesitamos tu ayuda. Tus hermanos están perdidos, tus poderes descontrolados y tenemos un problema algo gigante con toda la gente que te considera suya.
Dakota arrugó la frente y negó. En todo el tiempo que llevaba despierta no había dejado de pensar en donde estarían Pietro y Wanda. Incluso su mente no dejaba de traer imágenes de una mujer y un hombre mayores que discutían mientras ella jugaba, no los conocía, incluso cada vez que trataba de volver a pensar en ellos su cabeza con dolía con fuerza y su nariz sangraba. Amaba a sus hermanos demasiado y sabía que eran lo suficientemente cabezas duras como para no unirse a los Vengadores. Y considerarían una traición que ella lo hiciera. Su corazón entro en pánico y comenzó a acelerarse con fuerza. Su vista se volvió borrosa y lo único que fue capaz de ver fue a un hombre entrar corriendo con un carro lleno de máquinas. Cerró los ojos con la imagen de los dos adultos gritando mientras ella se tapaba los oídos y gritaba con fuerzas.
—Papá, mamá...
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—Nat, casi matas a la chica.
Natasha rodó los ojos mientras Banner aún conectaba a la joven a las máquinas para controlar su ritmo cardíaco. Bucky miro tratando de entender la situación, Tony trataba de ingresar a su mente para tener algún recuerdo que generará tal reacción.
—Tuvo un paro cardíaco. A pesar de ser mutante tiene un corazón muy débil.
—¿Que otros signos encontraron? No es una mejorada, es una mutante, algo debe decir o algo debe cambiar de su genética —preguntó la pelirroja.
—Uno de sus padres pudo haber sido un mutante. No tenemos antecedentes de los Maximoff más que el de Pietro y Wanda. No existe registro alguno de Dakota.—murmuró Tony
Bucky se acercó a un lado de Banner, toco con suavidad la mano de Dakota sintiéndola áspera, miró su cabello negro esperando que la joven abriera los ojos. Su compañero aclaró su voz y murmuró:
—Su cabello no es natural —Bucky lo miró sin entender —. Al ser mutante tu cabello no presenta un color que nosotros consideramos "normal". En fin, tiene el cabello verde. Por lo que me hace pensar que sus poderes podrían dejar un deje de ese color. Interesante ¿No?
Bucky asintió en silencio. Volvió a mirar a la muchacha y acaricio con suavidad su mano. Se sobresalto cuando ella tomo con fuerza su mano y se levantó de golpe haciendo sonar la máquinas mientras todos los demás se asustaban. Dakota respiro con rapidez mirándolo.
—N-No me toques. Por favor —rogó encogiéndose. Bucky se alejó por inercia chocando con el cuerpo de Banner —. Prometo seguir sus órdenes pero por favor no me hagan daño —suplicó. El corazón de Barnes se apretó al sentir su dolor. No quería ni pensar lo que había pasado la chica, se sintió culpable al tocar su mano sin su consentimiento. Había pasado por cosas que solo ella sabría y él había invadido su espacio. Banner trato de acercarse con suavidad pero ella apretó aún más sus rodillas a su cuerpo, mientras sus uñas clavaban con fuerza sus brazos. Las luces comenzaron a parpadear. —Y-yo no sé qué sucede conmigo. No quiero esto, por favor. No quiero estos poderes.
—Dakota... Tus habilidades, tus poderes... —murmuró el científico—. Te hacen... Ya sabes, especial.
Dakota levantó la vista con rapidez. Su corazón se aceleró que no se dió cuenta que todos los aparatos a su alrededor habían explotado. Y sus uñas habían dejado sangrando su brazo. Ella sólo fue capaz de esconder su cara entre sus piernas mientras sus ojos comenzaban a aguarse.
