Capítulo 20

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La noche había llegado en aquel lugar extraño. Un irritado Muzan le daba vueltas a un asunto que lo tenía intranquilo.

—¡Akaza! —Invocó a una de sus lunas crecientes y Akaza apareció en el lugar.

—¿Qué desea, señor Muzan? —Preguntó éste, haciendo una reverencia.

—Me gustaría preguntarte algo —Akaza se mantenía expectante, sin saber qué quería su jefe, pero le asustaba que fuese algo malo—. Siempre que te llamo, ¿Escuchas mi voz en tu cabeza?

—Sí, señor —Habló, sin dudar de ello, era la verdad.

—Y si te resistes a mi llamado, ¿Sufres por ello? —Le preguntó, Akaza no sabía qué responder.

—No lo sé, señor, nunca me he resistido a su llamado —Muzan asintió y pensó en algo para probar su teoría.

—Te daré una orden y te negarás a realizarla —Akaza levantó la mirada, sorprendido, y Muzan suspiró—. Trae eso de ahí —Señaló un objeto y antes de que Akaza lo hiciera instintivamente, recordó que debía negarse.

Sintió un fuerte ardor en el cuerpo al intentar resistirse y Muzan asintió, observando su comportamiento.

—Déjalo así —Habló, deteniendo el efecto en su cuerpo—. Ahora te daré otra orden y ésta sí deberás cumplirla —Akaza intentó recuperar la compostura y suspiró al sentir un alivio en su cuerpo, luego asintió—. Quiero que vayas al norte, al templo de Doma, y lo analices un poco, le daré una orden y quiero que veas si se resiste a cumplirla, si sangra o si su cuerpo empieza a reaccionar por ello, serás mis ojos y me mantendrás al tanto de lo que ves.

—¿Doma? —Pero Akaza no entendía por qué Muzan quería que él evaluara a ese sujeto.

—Tengo un mal presentimiento sobre él y quiero salir de dudas —Habló, pensando demasiado en ello—. Ya lo he llamado varias veces y no responde ni atiende a mis llamados, y eso es extraño, tampoco puedo entrar en su mente o controlar su cuerpo, es como si algo bloqueara la comunicación.

—¿O será que se liberó de su control como Tamayo? —Preguntó Akaza, recordando aquello y sorprendiéndose bastante.

Si Doma había logrado eso, no era cualquier simple debilucho inservible, liberarse de Muzan requería de muchas cosas.

Deseaba que ese no fuera el caso, no quería que aquel idiota inferior a él terminara superándole hasta en eso.

—Si ese maldito hizo eso voy a matarlo —Habló Muzan, bastante molesto, le hervía la sangre al sólo recordar a Tamayo y pensar que Doma podía llegar a ser igual de irreverente que ella—. ¡Ve con él y averigua si es un traidor!

—Está bien, señor Muzan —Habló Akaza, sonriendo con malicia.

Esa podía ser su oportunidad para deshacerse de Doma.

Por otro lado, Doma seguía entrenando a Daki pero esta vez, Nakime quería hablar con él de un asunto ajeno a los entrenamientos.

—Tengo entendido que tú ayudas a las personas, ¿Verdad? —Y eso sorprendió a Doma—. En el pueblo me dijeron que eras un consejero, o un portavoz de los dioses, y realmente en este momento me urge un consejo.

—¿Qué pasa, Nakime? —Pero Doma notaba a Nakime bastante inquieta, no lucía nada feliz y durante todo el entrenamiento había permanecido demasiado callada y con los labios fruncidos.

—¡Ya no soporto a mi esposo!, ¡Me tiene harta! —Exclamó, intentando contener las lágrimas pero igual derramó unas cuantas—. Descubrió mi trabajo, se agarró todo el dinero que he estado ganando y lo perdió en apuestas, también agarró varias de las cosas que me había comprado y que me habías regalado y también las apostó, ¡Ya no puedo tener nada sin que él me lo quite!, ¡No sé qué hacer!

Segunda oportunidadМесто, где живут истории. Откройте их для себя