Las pastillas perdidas

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Max se levantó de su cama y se miró al espejo, repitiéndose una y otra vez en la cabeza que de nuevo era lunes. Otra semana de cansancio. De huir por la mañanas de su casa a un lugar que no sabía si era mejor o peor que esta.

Salió de su casa y se montó en el bus escolar, como llevaba haciendo desde principios de año. Antes solía llevarle Billy pero después de todo lo ocurrido, era algo imposible.

Neil también se había ido, luego de perder a su hijo, perdió los papeles. Más de lo que solía hacerlo. Tuvieron que mudarse ella y su madre al parque de caravanas. Y su madre había entrado en el alcoholismo.

Una vez dentro del bus se sentó en la parte trasera donde habían asientos libres y solitarios. Tal y como hacía cada día.

Hasta que sintió cómo una mano le tocaba suavemente el hombro y extrañada, se quitó los auriculares.

-Hola, siento molestarte pero, eres Max Mayfield, ¿cierto?

-Depende. ¿Quién lo pregunta?

La chica levantó la mano.

-Lo pregunta T/n Mckinnon.-sonrió-Es que me cambiaron de casillero porque la cerradura del mío está reventada por algún idiota. Y el nuevo está justo al lado del tuyo, quería preguntarte si puedes guiarme hasta él.

Max tuvo el impulso de mandarle a la mierda, ponerse los cascos e ignorarla como había hecho con más frecuencia desde principios de año. Pero vió la necesidad de la chica y se le notaba que no quería molestar. La había visto en algunos partidos o eventos de baloncesto, estaba en el grupo de amigas de las animadoras pero no estaba en el equipo.

Después de mirarla por varios segundos, asintió.

-Claro. Sin problema.

-Bien, gracias.-la chica le volvió a sonreír-Te esperaré en la puerta del bus.

Max asintió por última vez mientras veía como T/n volvía a su sitio. La siguió mirando hasta que se colocó los auriculares y volvió su vista al paisaje.

Los minutos pasaron y el bus llegó, estacionando en su sitio. Max se levantó y cuando caminaba hacia la puerta, pudo ver a través de la ventana, como T/n la esperaba junto la puerta.

Al salir se miraron y Max hizo un movimiento de cabeza para que le siguiera, acto que T/n entendió y obedeció sin pensarlo.

-¡Max!

La pelirroja junto a T/n se giró viendo a la psicóloga frente a ellas. Por lo que se quitó los auriculares.

-Oh, hola T/n. ¿Qué tal Chrissy?

-Bien, creo. Eso me dijo.

La mujer asintió y volvió a mirar a Max.

-¿Qué te pasó? Quedamos el viernes para hablar y no te presentaste.

-Oh, cierto. Lo siento, se me pasó.

-Está bien. Pero reúnete hoy conmigo en la hora del almuerzo, ¿vale?

La pelirroja asintió y volvió a colocarse los cascos mientras comenzaba a andar en dirección contraria.

T/n se despidió con la mano de la mujer y siguió a Max hasta que llegaron a los casilleros.

-Este es el mío, así que el tuyo será este.-dijo la pelirroja señalando el casillero de la derecha.

-¿Cómo lo sabes?

-Es el único en el que no hay nadie. En este-dijo señalando al de su izquierda-Hay un sudoroso loco del deporte.

-¿Del equipo de baloncesto?

𝓡𝓾𝓷𝓷𝓲𝓷𝓰 𝓫𝓪𝓬𝓴 𝓽𝓸 𝔂𝓸𝓾| Max Mayfield y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora