Cap XXV- El rescate.

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Viktor pasó un largo rato conversando con el futuro alcalde de Kuvekino con quien logró un acuerdo para permitirle libre operación obviamente a cambio de una generosa prima mensual, esto lo satisfacía pues aumentaba su poder en esa zona del país. Y precisamente por esa distracción no dio demasiada importancia a la ausencia del japonés a quien creyó seguramente charlaba con alguna otra persona pero pronto viviría uno de los peores episodios de su vida cuando su hermano Yura se acercó discretamente para hablarle casi al oído.

--Viktor, sé que no te gusta que te interrumpa en medio de una charla pero estoy preocupado.--dijo el rubio.

--¿Qué pasa?.--

--Desde hace rato no he visto a Yuuri, además lo busque en el jardín y no está.--

--¿Buscaste en la cocina?.--

--No.--

--Seguramente está ahí, tú sabes que a veces le gusta ayudar a los cocineros.--

--Lo buscaré ahí entonces.-- contestó el rubio.

--Iré contigo.-- dijo el peliplata con un mal presentimiento.

Viktor se disculpó con su interlocutor por abandonar tan importante charla pero la ausencia de Yuuri le era mucho más prioritaria. Buscaron en todas las salas, en el cuarto de música, el de juegos, en la cocina e incluso en las habitaciones privadas resultando en vano su esfuerzo.

--Me pregunto donde pudo haberse metido, ¿se iría a casa sin avisar?.-- dijo Yura.

--No lo creo.--contestó Viktor sacando su teléfono el cual marcó una y otra vez sin éxito ya que el nipón no respondía.-- No responde.--exclamó el peliplata con preocupación.

--Les ordenaré a nuestros hombres que no dejen salir a nadie de la mansión.-- dijo Yura.

--Hazlo rápido, yo seguiré buscando.--

Unos minutos después cada rincón de aquella inmensa propiedad era cuidadosamente revisado en busca del japonés que había desaparecido sin dejar rastro.

--Es inútil, ya buscamos en todas las habitaciones y no aparece.-- dijo el rubio en cuanto se encontró con Viktor en la biblioteca.

--He tratado de comunicarme con él pero no responde.--

--Además no falta ninguno de nuestros autos como para decir que se marchó por su cuenta.-- añadió el rubio.

--¿Aun no lo encuentran?.-- preguntó el alcalde plisetsky acercándose a los hermanos.

--Aún no papá, ya busqué en toda la casa junto con mis hombres y no hay rastro de él.-- contestó Yura.

--Yo también busqué por mí parte y cuando pasaba junto a la cocina oí el timbre de un teléfono por lo que entré y me encontré con esto.-- el alcalde mostró el móvil de Yuuri al que escuchó cuando el ruso llamó una y otra vez.

--¡Es el teléfono de Yuuri!.-- exclamó el ruso con creciente angustia.

--¡Vayamos de nuevo a la cocina ahí debe haber otras pistas!.-- propuso el alcalde.

Los tres hombres se dirigieron rápidamente hacia dicho sitio y comenzaron a revisar en busca de indicios hasta que Yura de debajo de la mesa levantó una pequeña caja de cartón al parecer de un medicamento.-- Aquí dice...Midazolam.-- leyó en voz alta.

--¿¡Midazolam!? ¡Ese es un sedante!.-- Viktor sintió que el miedo lo paralizó cuando sospechó lo sucedido.

--Vean esto.-- los interrumpió el alcalde levantando una jeringa desechable.

Black VelvetWhere stories live. Discover now