Taehyung sabía que Hoseok era su omega. Entonces porqué no podía aceptar sus sentimientos?
Dramáticos y románticos, son palabras que podrían describir estas dos personas. Pero, ¿Acaso se podría esta extraña relación?
•Vhope
•JimSu
•NamJin
•Kookwoo
E...
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Pov. Jungkook
Desperté en las acolchonadas sábanas de mi cama, retorcí mi cuerpo para estirar mis músculos tensos.
Hoy regresaramos al departamento, por lo que desperté por completo y baje a desayunar por última vez con mis padres y hermano.
Todo fue muy ameno y lindo. Mi madre lloraba a grandes mates cuando me despedí de ella; mi hyung solo beso mi frente y me dió un apretón muy fuerte. Mi padre no quiso dar la cara, como todas las veces que me despedía de ellos.
Entre al auto y maneje con toda la calma del mundo. Entre a la cuidad después dos horas y media de viaje, logré moverme entre las transitadas calles de Seúl.
No tenía nada que hacer, por lo que simplemente me dirigí al departamento que usaba cuando quería estar solo.
Pedí comida a domicilio mientras me desnuba, necesitaba una ducha.
Me sumergí entre la bañera, el agua fría cubría todo mi cuerpo, relajándome en cuestión de segundos.
No sé cuánto tiempo pase ahí adentro. Me sentía en paz, alejado de los problemas que atormentaban mi ser.
Me dormí.
-¿Estás bien?, Ey!
Sentí unas manos al rededor de mis brazos, eran un tanto grandes y duras, pero cuidadosas de su tacto hacia mí.
-Ah! ¿Qué hago?, Y si está muerto?- escuché una suave voz que trataba de despertar.
Sonreí ante la ternura que me causo, aunque me moría de pena por saber que estaba tal y como Dios me trajo al mundo.
-Oh, sonrió. Gracias al cielo estás despierto- me abrazó con gracia.
Entre mis ojos medio abiertos, mi tacto palpó la trabajada espalda del cuerpo tibio que me acogía con fuerza.
Abrí bien los ojos, sentía mi cara arder ante tal atrevimiento. Moví levemente al cuerpo que se aferraba a mi.
Piel blanca, cabello negro, olor a anís. Era un Omega.
-Disculpa, ¿Qué haces aquí dentro?- dije regulando mi respiración que se veía afectada ante la vista que tenía.
-Oh si, mil disculpas, ya me voy- respondió mientras se levantaba del piso y mantenía su vista fijada en algún punto del baño.
Salió a pasos lentos, cerrando la puerta tras sí.
Me reí levemente ante su comportamiento, un tanto extrañado, ¿Cómo había entrado?
Me enjuague y tome una toalla, la puse en mi cadera y salí con otra entre mis hombros para mí cabello.
El joven estaba sentado en la sala, jugando con sus dedos muy apenado. Pude ver en la mesa la comida que había pedido, por lo que deduje que era el repartidor.
