Trente quatre

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—Hyuuuuung.

—¿Sí, Honnie?

Ambos estaban acostados en la cama del menor, era tarde y por primera vez Minho le había pedido a Chan, directamente, que durmiera con él.

El mayor se giró un poco para ver el delicado perfil de Minho, el de cabellos oscuros se aclaró la garganta y habló otra vez.

—¿Has pensado que quizá conmigo no vas a ser totalmente feliz?

—¿A qué te refieres?

Chan acarició con una de sus manos el brazo izquierdo de Minho que rodeaba su cuerpo sobre la sábana. En realidad, no entendía a lo que se refería, aunque siempre tomaba en cuenta que como el menor nunca había tenido el más mínimo contacto de esa manera, siempre se sentiría inseguro al respecto.

Trató de calmarlo sin detener los cariños que su mano le proporcionaba a Minho.

—Buenop. . . Umh, algunas veces no podremos hacer todo lo que quieras, como salir a conciertos o ir a lugares con muchas personas. Quizá siempre tengas que estar encerrado en esta burbuja conmigo.

Minho recordaba que su psicólogo una vez le había dicho que él mismo se encerraba en una burbuja lejos de la gente.

Chan suspiró y meditó un poco las palabras que quería decir.

—Minho, eres perfecto para mí. Siempre he creído eso, desde que empecé a sentir esto. Te quiero demasiado y no me importaría estar de este modo para siempre a tu lado, mientras tú me quieras.

El menor acarició con su cabeza la espalda de Chan, como si fuera un gatito.

Se quedó dormido calentito y cómodo con el mayor.

Al día siguiente, cuando se levantaron despeinados y sonrientes, Chan se ofreció a preparar panqueques y café para ambos como desayuno.

Pasitos de Pingüino - Minchan. ADAPTACIÓNWhere stories live. Discover now