CAPÍTULO 20

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ღCHLOEღ

Después de lo que sucedió con Chad dormí mejor que nunca pero el despertar fue molesto y desagradable.

Primero me despertó el ringtone de mi celular que no me hubiese molestado si la que llamaba hubiera sido Regina pero lastimosamente era Austin.

No solo le bastó llamar hasta cansarse si no que me dejó el chat lleno de mensajes. En ellos solo pedía perdón, que estaba muy arrepentido y que no quería perderme. Ja

Inhalé y exhale como técnica de relajación. No voy a dejar que amargue mi día.

Tomé una ducha fría ya que el clima de hoy estaba bastante abrasador, afortunadamente para mi, ya que tendría muchísimos más panoramas por disfrutar.

Al salir de mi cuarto ya vestida y arreglada, me encontré con Mary.

—Buenos días Mary— La sobresalté mientras limpiaba los enseres del comedor.

—Buenos días Señorita Chloe. ¿Necesita algo?— Dejó el plomero encima para atenderme.

—No, no te preocupes Mary, solo te saludaba.— Contesté negando con las manos.

—Oh gracias. ¿Puedo decirle algo?— Mary se acercó.

—Claro, puedes decirme lo que quieras—. Metí un mechón de cabello por detrás de mi oreja.

—Eres una muy buena chica, algo tienes que te hace especial. Me alegra que Chad y tu se lleven tan bien. Hace mucho tiempo no veía tan feliz a mi hijo— Un aire nostálgico acompañó sus palabras.

Sonreí.

—A mi me hace muy feliz haberlos conocido. Mary, eres una mujer admirable y tu hijo es un chico grandioso.—Me acerqué a ella y le di un abrazo apretado.

Mary me correspondió con un afectuoso apretujón. Mi madre no era cariñosa conmigo pero aquella muestra de cariño me había dado una pizca de lo que podría sentirse un abrazo maternal.


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Silbando salí de casa. Tenía ganas de comer donas y aunque no sabía muy bien en donde vendían podía recorrer el lugar hasta encontrar un sitio. Aprovecharía el paseo.

 Al poco rato agradecí haberme puesto un jockey porque me protegía de los enérgicos rayos del sol que querían dar directo en mi rostro.

Estaba por rendirme cuando encontré un sitio muy pintoresco. La fachada salpicada de colores pasteles y un toldo comercial que hacia juego con la temática.

Mis ojos se fueron automáticamente a las modernas y elegantes vitrinas de cristal que exhibían variedad de donas; glaseadas, con confites, de exóticos sabores, unas con maní troceado, otras con coco rallado, rellenas con todo tipo de salsas y  también tradicionales.

Al costado de la tienda observé vitrinas esquineras que aportaban efecto de un mayor espacio en las que había especialmente bebestibles en botellas medianas de vidrio; café, ice tea, jugos, smoothies, granizados y chocolate caliente.

Mi expresión denotaba un gran fervor cuando terminé de mirar todo lo que pude y finalmente mis vista se dirigió a quien atendía.

Me desconcertó un poquito ver que era única y exclusivamente Oliver. Parado por detrás del mostrador con un delantal de colores pasteles similares a los del frontis y en su cabeza  un gorrito con el logo y el nombre del lugar.

No sabía que trabajaba acá. Bueno de hecho no sabía tampoco que este lugar existía. Ni si quiera conozco tanto a Oliver.

Detuve mis interrogantes mentales para no quedarme allí como una estatua.

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