CAPÍTULO 22

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ღCHLOEღ

El resto del día estuvo en completa armonía, Chad acompañó a Mary a hacer unas compras para reponer la despensa. Me invitaron pero preferí no ir, estaba ligeramente cansada.

Me senté frente al tocador, tratando de peinarme siguiendo un tutorial. Que por cierto salió mal.

Como soy una persona que no se rinde fácilmente volví a intentarlo.

Después de un buen rato, tenía los brazos cansados pero finalmente lo había logrado, O al menos se parecía bastante al de la chica del video.

Miré por última vez en el espejo las trenzas delgadas pegadas al cuero cabelludo que había hecho en la parte de arriba terminando en dos pequeños chongos, dejando el resto del cabello suelto.

Me recosté en la cama con el celular en la mano para revisar un rato mis redes sociales. No soy adicta a usar internet y  ahora que estaba disfrutando más que nunca, tenía el celular casi de adorno.

Estaba viendo las historias de Instagram que subían mis ex compañeros de curso de sus vacaciones, cuando sentí el timbre de la casa sonar.

Me puse de pie rezongando porque estaba demasiado cómoda como para abandonar la posición.

Dí grandes zancadas hasta que llegué a la sala. Jacob y Nessa estaban durmiendo la siesta así que no tuve más remedio que atender yo.

Al costado de la puerta, en una columna de concreto, había un citófono inalámbrico con cámara.

Un hombre de mediana edad, con bigote y gafas.

Usaba una camisa con un logo que no lograba distinguir, pareciera que pertenece a alguna empresa.

Presioné el botón de la pantalla táctil del citófono y hablé.

—Hola, ¿A quién busca?— Pregunté dudosa.

—Hola, ¿Señorita Chloe...—El caballero pareció leer una tarjeta —¿Campbell?—Continuó.

—Am, si. Soy yo, ¿qué necesita?

—Tengo una encomienda para usted, si sería tan amable de recibirla.

-Claro, voy enseguida—Respondí dudosa.

¿Una encomienda ¿para mí? Me pareció demasiado extraño.

No había pedido nada por internet entonces no sabía de qué otro lugar provenía ese paquete.

Una vez estando fuera de casa me encontré frente al bigotudo señor, quien se dirigió al camión de carga, del que sacó un enorme ramillete de espinosas rosas.

Los grandes pétalos rojos mate le daban un aspecto arbustivo llamativo.

Están realmente hermosas.

—¿Disculpe?— Estiré mis brazos lo más que pude para lograr rodear el ramillete que era de un gran tamaño.

—Dígame, ¿en qué más puedo ayudarla?—Preguntó juntó a la puerta del vehículo.

—Quisiera saber quién envió esto.

—Lo lamento mucho, tengo ordenes de no mencionar a la persona que lo envía.

Mi cabeza trató de hilar todo lo que estaba sucediendo.

¿Quién mandaría algo como esto sin querer que digan su nombre?

Me senté en el acolchado sillón modular de la sala.

Revisé el ramillete una vez más y cuando quise sacarlas para ponerlas en agua cayó al suelo, un sobre blanco.

Lo tomé con mucho cuidado para ver de qué se trataba.

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