Parte 2

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Habían pasado por lo menos dos meses desde la última vez que fue reprimido de la peor forma que para él podría existir, "¿Debía realmente haber llegado hasta el hospital?" Negó un poco decepcionado de sí y volvió a mirar hacia el techo.

Pero... ¿Qué había sido aquello tan grave que lo hizo llegar hasta tal lugar? Una simple revanada de pastel.

Ese día estába "Y" en su habitación, buscando comida a domicilio hasta que se detuvo ante un anuncio de una reciente pastelería. Sonrió bastante emocionado y no dudó ni un segundo en pedir una rebanada de pastel de chocolate el cual se veía delicioso en aquella imágen del anuncio.

Tardó solo unos segundos en dudarlo pero para ese momento ya era tarde, aquél delicioso pastel había llegado ya y se veía bastante apetitoso, "en otro momento seguiré con mi estúpida dieta." Sonrió y empezó a comer el pastel, totalmente encantado.

Vaya problema causó el pedirlo ya que, el cargo de la compra llegaba siempre a manos de su querido "J". De no ser por que estába con unos inversionistas bastante importantes habría ido a su casa.

Molesto, apagó su celular volviendo a su postura anterior, sonríendo acarició la pierna de un lindo Omega o mejor dicho: su acompañante en ese instante.

Al llegar a casa tendría que hablar muy seriamente con su pareja.

Por otra parte tenemos al pequeño "Y", había terminado hace un par de horas todo aquello que tenía que hacer en esa enorme casa, se tiró al sillón bastante agotado pero aún con una amplia sonrisa estampada en su rostro. Miró hacia la puerta principal, observando entrar a su novio bastanta molesto.

—Hola amor ¿Qué pasa? ¿Tuviste un mal día?

Cuestionó de forma dulce a "J" éste solo dejó sus cosas a un lado, caminando hacia el menor hasta quedar de frente, mirándolo.

—¿Pasa al-...?

Primer golpe y de éste le siguieron más, le tomó por el cabello, llevándolo hacia la cocina, dejándolo caer al frío piso.

—¡¿Qué no has entendido que solo debes comer lo que te doy?!

Gritó, tomando un pequeño cuchillo que yacía sobre la mesa.

—¡¿Pensaste que yo no me íba a enterar de que estás comiendo como cerdo?! ¡¿Me crees un iluso?!

Gritó aún más fuerte, dándole una patada en el estómago al contrario.

—P-pero.... Amor, s-solo fue...

El chico calló al recibir otro golpe para luego sentir un sutil corte en su costado derecho, empezaba a sentirse mal, comenzaba a desvariar.

"J" al percatarse de lo que acababa de hacer, cargó al menor dispuesto a llamar a una ambulancia.

Aquél día, "Y" terminó en el hospital...por culpa de una simple rebanada de pastel.

Las fresas con chocolate no son para tiWhere stories live. Discover now