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Hawkins, 1979

Maeve despertó de su sueño luego de revolverse en la cama notando que no era la suya, levantó su cuerpo cubriéndose con la delgada sabana que a penas y daba calor, busco con la mirada sus prendas tomando las más cercanas para arreglarse cayendo en cuenta que estaba sola.

—Maeve.—Alguien entró a la habitación haciéndola pegar un brinco del susto.

—Mierda, Henry casi me matas.—Coloco su mano en su pecho sintiendo su corazón acelerado.

—Buenos días a ti también.—Habló con sarcasmo.—Anoche pasó algo-

—Si lo se muy bien.—Enarco sus cejas terminando de acomodar su blusa quedando completamente vestida.

—S-Si eso también.—Aclaró su garganta.—Pero no es lo que quería decirte.

—¿Que sucedió?—Se preocupó ante el silencio que había hecho.

—Alguien atacó a Eleven, no fue nada letal pero van a castigar al responsable.—Explicó.—Tienes que venir conmigo.

—¿Castigar?—Angustiada fue a su lado.

—Si alguien no sigue las reglas, papá los castiga... Y me temo que los castigos de Brenner son inhumanos.

Ambos se silenciaron unos segundos sin saber que decir.

—¿Y tú? ¿Te sientes mejor?—Recordó el hecho de que también lo habían sometido a un castigo.

—Mejor de lo que crees.—Sonrió de lado.—Tú me aliviaste.

Ella soltó una risa nerviosa sintiendo como la sangre le subía a la cara, pero decidió ignorarlo pues estaban apunto de entrar aquella sala donde los niños estaban formados, Brenner la miró bastante molesto cosa que a Maeve le pareció extraño pero supuso al instante que su ira se debía a lo ocurrido.

—Once, da un paso adelante.—Pidió.

La niña así lo hizo manteniendo su cabeza agachada.

—Ayer, su hermana sufrió una contusión, alguien la atacó y dice no recordar quien fue... Pero yo se que alguien lo hizo, alguien en esta habitación. ¿Quien quiere decirme qué pasó?

Los niños estaban intranquilos, asustados, excepto uno en particular.

—Debe haberse caído.—Dos habló entre risas.

—¿Caído?

—La has visto, papá, es torpe, estúpida.

Los niños a su lado soltaron una risita, Maeve los observó con el ceño fruncido haciendo que se silenciaran, ahora tenía sentido el por qué de había encontrado a Dos en el pasillo.

—Once, vuelve a tu lugar.—El mayor pidió.—Dos un paso adelante.

El niño cambió su mirada a una más nerviosa, sabía que lo habían descubierto.

—Pónganle el collar.—Ordenó haciendo que uno de los moderadores lo hiciera.

Brenner se quitó su blazer y tomó un objeto similar a un control, la mujer ahí presente estaba asustada de lo que podrían hacerle al niño, volteó a ver a Peter quien al parecer tenía la misma expresión que ella.

—¿Crees que por demostrar un poco de talento eres inmune a las reglas?—El doctor se acercó.

—No, papá.—Agachó su mirada.

—¿Que las reglas no se aplican a tú cómo a tus hermanos y hermanas?—Volvió hablar demostrando su disgusto.

—No, papá.—Repitió.

—¿Entonces porque atacaste a Once?

—¿Ella te dijo eso?—Intento voltear a verla.

—¿Quien está haciendo las preguntas?—Levanto ligeramente la voz.—¿Atacaste a Once?

—Si te dijo eso, te está mintiendo.—Juraría que nunca había visto a Dos tan asustado como aquel día.

Brenner sin más poso su mirada en el control empezando a jugar con la rueda de este.

—Papá por favor, tienes que creerme ¡Papá por favor! ¡Está mintiendo!—El collar de activo pasándole corriente.

El chico gritó de dolor y cayó de rodillas al suelo temblando, la fémina se quedó boquiabierta sin poder mover un solo músculo.

—Ahora, ¿Probamos de nuevo?... ¿Que pasó?

—Fue un accidente.

El collar fue activado de nuevo aumentando cada vez más la carga, los gritos de Dos era lo único que resonaba en las paredes de la habitación, Maeve sin poder más cubrió su boca mirando a otro lado soltando un par de lágrimas, Peter tuvo razón al decirle que los castigos eran inhumanos.

—Peter, llévalo a la enfermería.—Ordenó Brenner cuando Dos dejó de moverse pues se había desmayado.

El rubio le dio una última mirada a la mujer antes de acatar la orden de "Papá", ella dio unos pasos al mayor encarándolo.

—¿Que cree que hace?—Exclamó molesta.

—Les enseño a cumplir las reglas.—Se colocó de nuevo su saco.

—¿Lastimándolos?—Demostró su enojo.—Es cruel y despiadado, son solo niños.

—Escúcheme señorita, creo que ya he tenido suficiente de usted, ¿Cree que podría mentir por siempre?

Maeve dio un paso atrás, ¿Que había dicho?

—Creí que era más inteligente, fue muy fácil saber quien era.—Levantó el mentón sintiendo superioridad.—No es más que una simple periodista y va pagar por sus acciones.

—¿Tan fácil que tardó un año en saberlo?—Se burló.

—Esto acaba aquí y ahora.—Brenner miró a los moderadores.—Enciérrenla.

Los hombres la tomaron sin problema pues Maeve era bastante vulnerable en ese momento.

—No me toques.—Gruñó intentando que la soltaran.—¡Todos van a saberlo! ¡Le juro que usted se va podrir en la cárcel!

Brenner hizo un ademán con su mano para que los moderadores la dejaran tan solo un momento, a paso lento se acercó hasta quedar a su altura.

—No eres la primera que intenta destruirme, créeme señorita, no vas a volver a ver el exterior nunca más.—Finalizó dando un asentimiento para que se la llevaran.

Durante sus intentos de liberarse pudo observar a sus niños, todos con sus miradas asustadas y preocupados por ella, ¿Que podrían hacer? Estaban sometidos al mismo hombre, "Papá".

𝐌𝐚𝐧𝐢𝐚𝐜 |Peter Ballard.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora