febrero

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Después de eso, a pesar de odiar a Joe Curtis con todas mis fuerzas y de querer hacer todo lo contrario, me mantuve alejado de Laia. Contestaba solo los mensajes que creía que era necesario contestar, y me mantenía alejado del teléfono porque si no tan solo la echaba más de menos. Pero durante esa noche el teléfono no paró de sonar, por lo cual decidí echarle un vistazo. Era Charlie, el hermano de Laia. El móvil volvió a sonar, y esta vez lo cogí. "¿Charlie?" pregunté.

"Gracias a dios, ¿dónde coño te metes?" respondió él.

"Lo siento, ¿qué pasa?" Charlie nunca me llamaba. ¿Y si le había pasado algo a Laia?

"Es Laia. Tienes que venir." Mierda. Mierda, mierda, mierda.

"¿Está en casa?" pregunté, esperando que la respuesta fuera sí. Y efectivamente, así fue, por lo que colgué el teléfono y me dirigí hacia su casa. ¿Estaba bien? ¿Estaba herida? ¿Había pasado algo con Joe Curtis? No llegué más rápido a su casa porque era humanamente imposible. Llamé al timbre, y Charlie abrió la puerta, dirigiéndome hacia la habitación de Laia, aunque podría haber recorrido esa distancia con los ojos tapados, conocía el lugar como la palma de mi mano. Tocamos la puerta de la habitación de Laia, pero no obtuvimos respuesta. Le indiqué a Charlie con la cabeza que se fuera, y él asintió y se fue. Abrí la puerta. Laia estaba tumbada en su cama, tumbada encima de su espalda y con la cabeza mirando hacia la pared. Estaba tapada con las mantas de su cama y rodeada de almohadas y pañuelos. Y lo que es peor, escuchando Miserable At Best de Mayday Parade, como si la escena no fuera ya bastante deprimente de por sí. Me acerqué a ella poco a poco y me senté a su lado. Clavó su mirada en la mía. Sus ojos estaban rojos, sus labios secos y su pelo despeinado. No intentó sonreír. Tan solo me miró.

"Lo siento" dijo, y yo la miré confuso. ¿Por qué diablos se disculpaba? "Siento todo lo que te dijo Joe".Me quedé mirándola fijamente, sin saber muy bien qué decir. No era culpa suya. Era culpa del subnormal de su prometido, con el cual estaba bastante claro que había discutido. "Nos hemos peleado" explicó ella. Apenas podía hablar, parecía que le habían quitado toda la vitalidad, "estaba preocupada porque no hablabas conmigo y se lo comenté. Noté que había algo que no me estaba contando y, bueno... Me lo explicó." Asentí con la cabeza. "No quiero dejar de hablar contigo, no quiero que dejes de hablarme, no quiero que la persona que lleva conmigo más tiempo desaparezca, y me da igual que no lo entienda, si me quiere lo permitirá" continuó. Suspiré. ¿Qué iba a decirle? Me tumbé a su lado mirando hacia el techo, porque en estas ocasiones no hay nada que puedas decir que haga las cosas mejor. Aunque podía hacer algo que terminara bien para al menos uno de los dos, por lo que me armé de valor y de todas las fuerzas que tenía e hice lo que siempre había hecho: pensar en ella.

"Te quiere, y no quiere perderte" le dije, y ella se giró y me miró fijamente a los ojos.

"Eso no es excusa" contestó, "en parte, parece que no se fíe de mí".

"Ya lo sé. Claro que no lo es. Pero hay muy poca gente como tu, así que es normal que intente aferrarse lo más fuerte que pueda" Laia no contestó, por lo cual supuse que no había ayudado mucho. Suspiré y volví a mirar hacia el techo. "¿Quieres que me vaya?" pregunté. Ella suspiró. "No" respondió, y sin decir nada más, dejamos que el silencio se apoderara de la habitación por completo. Noté como Laia se movía a mi lado y apoyaba su cabeza en mi hombro, como tantas veces había hecho tiempo atrás.

"¿Está lloviendo?" pregunté, sin esperar respuesta. Me levanté y miré por la ventana. Nada. Ni una gota de lluvia, ni una sola nube en el cielo. Era el momento perfecto, si confiaba en que el inestable tiempo británico decidiera mantenerse de esa manera durante unas horas más. "Eh, tú, muévete" le dije a mi mejor amiga, que solo me miró, sin realmente fijarse en nada.

All this time |a.i|Where stories live. Discover now