1. Abrumado

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Pov Alex.

Se sentía sofocado, abrumado por la cantidad de información que estaba tratando de procesar sus sentidos. La miel escurría de sus labios, el vaho caliente de entre sus dientes, no podía apretarlo más de lo que estaban. Sus manos serpenteaban la carne libre, su mano izquierda robó un poco de aquél pan en la zona baja del otro hombre y los sonidos escaparon de aquella boca. Un cosquilleo nació en la comisura de su boca, feliz de hacerlo sentir bien.

Oh, se sentía hambriento, por primera vez en mucho tiempo se sintió ansioso por complacer a alguien más.

Besó su cuello, escuchando como aquellas manos suaves se perdían en su espalda cubierta, apretando su carne por sobre la tela. Trazó un camino de besos por la piel hasta llegar nuevamente a su boca, sus labios brillosos, llenos de miel que entregar. 

Se besaron, compartiendo besos cargados de necesidad, lenguas mezcladas repletas de curiosidad. Alex se fundió en aquél pecho, arriba del otro hombre, sus brazos apretaron la cintura ajena mientras sentía dedos entrever su cabello, su cuello y espalda. 

Podía permitirse ronronear a gusto. Este era su lugar feliz.

"Alex..."

Sus ojos buscaron lentamente la mirada azulada, ahora recostados en aquella cama de poca extensión, prácticamente Alex estaba envolviendo toda la parte inferior del cuerpo de O'malley.

Una habitación de descanso vacía y una cama de dudosa higiene fue su lugar. Pero no podían quejarse mucho. Recostado en su suave pecho y con sus manos perdidas en algún rincón de aquella espalda, se dignó a levantar el mentón y encontrarse con el rostro de su pequeño Bambi. No se iba a mover más de lo excesivamente necesario. George no paró de acariciar su cabello por eso, acariciando la parte trasera de sus orejas.

"¿Qué sucede?"

"Estaba pensando que podríamos llevar algo hoy... tal vez pasar a comprar algo dulce para la hora del postre... un poco de té o café, a Cristina le gusta el pan danés"

George hablaba por lo bajo y él sabía que estaría lidiando con una indecisión, lo conocía lo suficiente. Suspiró con resignación al escucharlo, haciendo que lo mirara con confusión.

"¿Qué tiene de malo? ¿Es malo? No deberíamos llevar nada entonces..."

Alex sólo se dedicó al silencio mientras sacaba sus manos de la calidez de la espalda ajena, tomó entre sus dedos el mentón del castaño sacándolo de sus pensamientos, George con ojos de ciervo expectante. 

"Tienes que tranquilizarte... todo saldrá bien" No supo cuando se incorporó, pero ya estaba acunando sus mejillas "y si no sale bien, me encargaré de sacarte de allí, aunque lo dudo mucho, Meredith y Cristina ya sabían de lo nuestro mucho antes de que nosotros lo supiéramos, George"

Y era verdad, ambas lo supieron antes de que sus pobres cerebros conectaran neuronas. Entonces, no había motivo para alarmarse, nunca mostraron desagrado alguno por verlos coquetearse. Era una cena planeada, llegando por primera vez como pareja. Y eso ponía a George nervioso. Meredith y Cristina fueron los pilares de su vida y lo siguen siendo, Alex siempre lo comparaba con un hermano menor entre ellas. En todo caso, el que debía alarmarse sería él mismo de caerles bien a ellas. Cosa que no dijo, por supuesto. 

Bambi simplemente lo miró asintiendo algo indeciso, ojos grandes y redondos, se acercó a él para depositar otro beso en esos labios tan dulces, terminando aquella charla. 

Alex no podía parar de besarlo, depositó pequeños picos que hicieron sonreír a George. Intentó dispersar sus preocupaciones, no tenían nada que temer y si tenían que enfrentar a alguien, él se encargaría de ello.

George lo empujó lentamente colocando sus palmas en su pecho, estaba seguro de él podía sentir como su cuerpo irradiaba calor, sus ojos opacos por esta extraña necesidad de morderlo. En algún punto volvió a empujarlo debajo suyo, utilizando un empuje suave y aprovechando que era un poco más grande. Empezó a repartir nuevamente lamidas en la extensión del cuello, haciendo que George suspire profundo probablemente temeroso de que deje alguna marca.

"Tenemos que irnos, podemos... seguir en casa, pero por ahora-"

"¡O'MALLEY, KAREV! ¡Salgan AHORA!"

Mierda, Bailey.

"¡Te dije que teníamos que irnos!" susurró George tratando de alejarse de los brazos de oso de Alex de forma rápida, lo dejó ir refunfuñando mientras se empezaba a levantar de la cama. Cabellos desordenados, ropa algo arrugada.

"Deme quince minuto, Bailey" respondió sonriendo de forma amarga mientras se colocaba su chaqueta azul, mirando de reojo como George se trataba de arreglar su maraña de cabello. Era gracioso.

"¡Alex!" chilló George en reprenda inmediata, su rostro lleno de pánico ante lo dicho. Bailey se iba a enfurecer.

Sip, Alex sabía que su chistecito le iba a salir caro en cuanto no recibió ningún comentario al respecto. 

George pensó que probablemente iban a tener que comprar ese pan danés para Cristina si iban a llegar tarde por culpa de Alex y su boca de chico de diez años. 

Besos de miel (Alex Karev x George O'malley)Where stories live. Discover now