V. ¿El detective o el mafioso?

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La noticia estalló en la ciudad y sacudió al mundo del crimen.

¡Un jefe de la mafia fue apuñalado!

¡Lan Wangji fue apuñalado!

En el mundo de la mafia, el respeto, el estatus y la reputación, lo eran todo. Sin embargo, alguien se había atrevido a atacar al gran jefe.

Lan XiChen estaba furioso, en su mente solo había un culpable, Wen Chao. Sin pensarlo lideró a los hombres e invadieron el territorio enemigo. Mientras Lan Wangji luchaba por su vida en emergencias, un gran número de sus hombres con barras de metal se movilizaban por las calles, se dirigía al escondite de Wen Chao con Lan XiChen al frente.

—¡Mátenlos a todos!

Tras el rugido la masacre había comenzado, todos luchaban contra todos. Hombres arremetían contra otros, usando cualquier objeto a su alcance. Palos, bates, barras. En medio de la confusión Lan XiChen vio a Jin Guangyao a la distancia. Pero, Wen Chao ya había huido del sitio.

—¡Jin Guangyao! ¡Estás muerto!

—¿En serio? contestó burlón sin una gota de miedo.

Lan XiChen dio el primer golpe, la pelea cuerpo a cuerpo era su especialidad. Sin embargo, Jin Guangyao no jugaba limpio y usaba cualquier artimaña para ganar. Todos sabían que los golpes bajos estaban prohibidos. Lan XiChen sacó un puñal de su chaqueta, dispuesto a enterrarlo en el corazón de Jin Guangyao y sacarlo de su pecho.

—¿Un puñal? —preguntó con ironía en la voz.

—¡Así no sufrirás demasiado!

Arremetió contra Jin Guangyao. Sin embargo, fue embestido por dos subordinados enemigos. Consiguió derribarlos y quitárselos de encima, pero Jin Guangyao aprovechó la oportunidad y saltó sin dudar por la ventana, a pesar de que estaban en un tercer piso.

Lan XiChen intentó detenerlo, pero fue tarde. Lo había perdido. Cuando Lan Wangji despertó, se encontró en un dilema.

—No fue Wen Chao —expuso Lan Wangji.

—Te digo que fue él. ¿Quién más lo haría? Tuvo que ser él.

—No fue Wen Chao.

—Hermano. No me digas eso.

—¿Por qué?

—Quemamos su residencia.

Lan XiChen guardó silencio con la cabeza baja, como un pequeño al ser regañado.

—Aunque se lo merece. No fue él. No era uno de sus subordinados, jamás lo había visto.

—No tenía que ser uno de sus hombres, pudo haber contratado un asesino.

—Ese hombre no actuaba como un sicario, sino como un demente.

—Pero, ¿Quién se atrevería a atacarte de esa manera?

—Dame eso —pidió una libreta y un bolígrafo. —Estaba oscuro, pero era un Sedan blanco, busca este número de placa.

La conversación fue interrumpida por un disturbio en la entrada.

—Alto. No puede pasar.

—¡¿Cómo qué no?! ¡Voy a pasar! Somos amigos.

Lan Wangji miró con curiosidad a este llamado amigo.

—¡Oiga! Soy yo, su cliente estrella. Oí que lo atacaron, ¿Cómo está? ¿mejor?

Wei Wuxian ingresó a la habitación con total tranquilidad, incluso traía un café helado en la mano. Lan XiChen detuvo su intromisión con su cuerpo.

|EL DETECTIVE, EL MAFIOSO Y EL DIABLO| - WANGXIANWhere stories live. Discover now