11

4.9K 489 300
                                    


Ohm.

Me gustaría poder estar todo el tiempo en cualquier otro país del mundo, porque detesto el horario de oficina.

Escucho cientos de “buenos días” a ambos lados del pasillo, mientras camino dentro de la empresa para llegar al ascensor.

Es demasiada gente y me estresa tener que responderles, pero es lo que tengo que hacer.

Respiro profundo, cuando por fin llego al piso final y paso por el escritorio de la secretaria.

—No estoy para nadie, entraré a la oficina del gerente —le aviso para no tener algún inconveniente después.

—Ohm —dice ella intentando no ser ruidosa, porque hay más gente cerca.

—No creo tener que ser reiterativo con recordarte la manera en la que debes dirigirte a mí.

—Podría si el señor Chittsawangdee hubiera tomado el teléfono, al menos una vez, mientras estuvo fuera del país.

—No tenía la necesidad, porque hay gente que se ocupa de la empresa cuando no estoy, así que puedes comunicarte con ellos si es tan importante.

—¿Por qué siempre me tratas así? —pregunta colocando sus manos sobre el mostrador— ¿Sabes qué diría Nanon si le contara que te acuestas conmigo?

Le sonrío, negando con la cabeza.

—Estás haciendo un mal movimiento, porque esa actitud no funciona conmigo, así que regresa a tu computadora y analiza tu posición, creo que estás algo… desubicada esta mañana.

Resoplo caminando a la oficina de Chimon.

Apenas me ve entrar, abre los brazos haciendo un puchero, y yo giro los ojos.

—No voy a abrazarte.

—Eres tan cruel conmigo, yo sí te extrañé.

—Cállate y dame el reporte de todo lo que pasó, solo un resumen porque no tengo ganas de pensar —digo sentándome frente a su escritorio.

—¿A qué le debo ese taaaan buen humor que traes?

—La secretaria del piso es algo inútil, deberías buscar otra.

—Sí, señor, yo hablaré con recursos humanos —responde acomodando algunos papeles— mi informe es que todo marcha bien y no hay nada que tengas que hacer.

—Gracias —suelto sonriendo, por fin— me pone de malas tener que trabajar.

—Bueno si tuviera que escoger entre esta oficina de mierda y estar en Paris con Nanon, escogería la segunda opción.

Giro los ojos, aunque sé que está bromeando, porque no es divertido para mí.

—Nanon no escogería ir contigo a algún lado, aunque fuera su única opción.

Me río, porque pone una mano en su corazón, como si le hubiera dolido.

—¿Tienes que ser tan cruel siempre?

—Sí, estás hablando de mi prometido.

—¿Entonces al menos ya vas a pedirme que sea el padrino?

—Obviamente, aunque no sé la razón, pero eres el mayor fan de nuestra relación, así que lo mereces.

—Es porque te hace bien, amigo, de verdad, me alegro por ti y por este paso que quieres dar, te conozco desde que naciste y tú eres una persona completamente diferente desde que sales con él, en el buen sentido.

—Es que, Nanon me recuerda que tengo un corazón —digo sinceramente.

Volteo hacia la puerta, porque la abre ella de nuevo, poniéndome tenso.

—Doctor —dice hacia Chimon— es importante que vaya ahora a finanzas, me manda el jefe de área a decirle que no demore.

Resoplo al ver que se levanta y camina rápido a la puerta, dejándome solo.

O no.

—Ohm —dice acercándose, luego de cerrar la puerta— lo lamento, tienes razón, perdí el control, es que realmente me duele cuando tienes que irte con él, me gustaría que a veces tuvieras consideración por el tiempo que llevamos juntos, yo te amo y…

—Tal vez deberíamos terminar con esto —suelto interrumpiéndola— lamento haber sido duro, pero tienes que entender que las cosas han cambiado, yo voy a casarme, y no quiero tener problemas con Nanon, ¿de acuerdo?

Estoy intentando encontrar la mejor manera de deshacerme de ella, porque ya no la necesito.

—Ohm, no —responde intentando tocarme, pero la alejo con mi mano derecha— por favor, podemos hablarlo mejor, en mi departamento, puedes venir, y podemos encontrar una solución, sé que estás con Nanon porque te sientes presionado por lo que la gente quiere, pero me amas a mí, ¿verdad?

Es que esta mujer no puede ser más estúpida, pero eso no es algo que puedo decirle.

—No creo que sea posible encontrarle una solución a esto, y lo siento, de verdad.

—Ohm —insiste empezando a llorar.

Odio a la gente que ruega, es triste y humillante que pierdan así su dignidad, si alguien no te quiere más, solo debes irte con el poco amor propio que te quede.

—Linda —digo acariciando su cabeza— por favor, solo regresa a trabajar, o van a notarlo y eso no será bueno para tu sueldo.

Sonrío al verla caminar a la puerta, acercándome a la ventana que da a la ciudad.

Fue de gran ayuda algunas veces, pero si puedo acostarme con Nanon, no necesito a alguna mujer.

Cámaras | OhmnanonWhere stories live. Discover now