29

4.1K 449 181
                                    


Ohm.

Me quiero quedar en silencio el resto de la noche, porque no sé si Nanon quiere hablar más conmigo, pero sé que está despierto, porque aún está dando vueltas en la cama.

Ya no creo que esté muy enojado, o al menos eso espero, pero no quiero arriesgarme.

Suspiro, viendo cómo se toca la barriga.

Es algo que le ha pasado algunas veces antes, pero siempre me quedaba en silencio, hasta que se levantaba por una pastilla.

—Nanon.

—¿Qué?

—¿Te duele? —pregunto en un susurro.

Él voltea, y parece que quiere responderme mal, pero finalmente no lo hace.

—Sí.

Asiento, pensando en qué sería correcto decir.

—¿Quieres que pida algo para que te sientas mejor?

—Estoy bien —responde mirando el techo— ¿Por qué estás preguntando?

—Perdón.

—No te disculpes, es curiosidad, me refiero a que siempre finges estar dormido.

Me sorprende un poco que lo sepa, y no tiene sentido negarlo, pero no tengo una explicación buena.

—Y-Yo a veces…

—Ohm —dice interrumpiéndome— no estabas obligado a sentir interés por mí.

—No es así, yo recuerdo que la comida te cayó pesada en tres viajes, y puedo enlistar lo que nos sirvieron de comer en esos días, la verdad es que lo difícil era mostrarme interesado aunque así fuera, porque creí que era ridículo.

—¿Por?

—Porque no éramos novios realmente, y pensé que sería extraño.

—Los amigos también pueden sentir interés.

—Sí, pero yo nunca quise ser tu amigo —respondo sinceramente— pensé mucho en eso estos días, y sé que jamás quise una amistad contigo.

Me levanto sintiendo su mirada en mí.

—¿Llamo por una pastilla? —le pregunto mirando al piso.

—Sí, gracias —responde lentamente.

—¿Y te preparo algo caliente?

—No tienes idea de como hervir agua, y no sabes…

—Existe internet —digo mostrándole mi teléfono, luego de levantarlo.

Yo realmente creo que es una buena idea, pero él se ríe.

—¿Qué? —pregunto haciendo un puchero.

—No hagas eso — dice lanzándome una almohada— te lo prohíbo.

—¿Hacer qué?

—No seas lindo, estoy enojado, si sigues siendo lindo, me enojaré más.

—Solo intento hacer las cosas bien —respondo triste.

—No lo soporto, Ohm, tienes que ser un imbécil, es más fácil así y estoy acostumbrado, es fácil estar tranquilo cuando te veo siendo narcisista y tonto, pero si me miras así, voy a golpearte porque no puedes ser tan lindo, es raro.

—Lo siento.

—No te disculpes, basta.

Realmente siento eso, porque antes no tenía la costumbre de disculparme, pero desde que empecé a hacerlo, es como si no pudiera parar.

Quiero disculparme con Nanon, todo el tiempo.

—Perdón —respondo sin saber que hacer.

Me apoyo a la pared para sostenerme, porque Nanon literalmente ha saltado sobre mí.

Por segunda vez esta noche.

—Yo te odio —dice mirando mis labios.

Voy a responder, pero no puedo, porque me besa.

Jadeo al sentir su lengua atrapando mi labio inferior, tratando de no pensar mucho, porque no quiero calentarme.

No quiero que piense que solo me interesa coger, porque ya lo he arruinado con respecto a eso.

—Non —digo cuando se aleja para tomar aire— no deberías saltar de la cama, ¿ya no te duele?

—Si me duele —responde golpeando su frente en mi hombro— me duele mucho, pero estás provocándome.

—Llamaré ahora —susurro agarrando su mejilla, para que me miré— iré a la cocina, ¿está bien?

Él asiente, retrocediendo, para acostarse de nuevo.

—Gracias —suelta cuando estoy a punto de salir— Ohm.

—¿Sí?

—Entiendo que hay mucho por lo que estoy molesto, pero no fue solo tu culpa, porque tú no lo sabías, y seguramente hubieras actuado diferente si yo fuera más claro con mis sentimientos, pero creo que mi comportamiento muchas veces, te hizo pensar que yo era el menos interesado de los dos, así que lo siento.

—No, tú no tienes que disculparte, Nanon.

—Creo que tengo que hacerlo, porque me siento mal siendo tan duro contigo, y es exactamente como fui por años, así que tiene sentido que no te hayas dado cuenta.

Es tan nuevo para mí, que tengamos conversaciones así, pero estoy bien con eso, si esta es la manera correcta de mantenerlo a mi lado para siempre.

—No quemes la cocina, por favor —agrega resoplando.

—Lo haré bien —le digo levantando una mano— lo haré todo bien, lo prometo.

Cámaras | OhmnanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora