𝙖𝙢𝙞𝙜𝙤𝙨 𝙥𝙖𝙧𝙖 𝙨𝙞𝙚𝙢𝙥𝙧𝙚

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A Jimin no le molestaba ser la única mujer allí, no era la primera vez que se reunía con el grupo y medianamente se había acostumbrado a este, los chicos eran muy divertidos y hacía bromas sin llegar a ser maleducados.

Todos se encontraban charlando a pleno, sin dejar de lado a la pelinegra, sin embargo, Jaemin no aportaba mucho y evitaba cruzar miradas o palabras con ella, se sentía algo incómodo ante su presencia, sabiendo que su mejor amigo ya estaba al tanto de sus sentimientos. En varias oportunidades había querido excusarse con alguna mentira e irse, pero no lo haría, era el cumpleaños de su amigo.

—Jae, estás algo callado, no es propio de ti —la voz de la pelinegra sacó a Jaemin de sus pensamientos.

—Eh... Sí, l-lo siento, estoy con muchas cosas en la cabeza, y me pierdo pensando...

Disimuladamente, Jeno posó su mirada en ambos, mirada que no pasó desapercibida por el moreno, quien no quería que el ambiente se llenara de tensión, ni que sus amigos estuvieran incómodos.

—Jisung, deberías traer el pastel —recomendó el moreno.

Por suerte, el menor estuvo de acuerdo y caminó hasta la cocina en busca de dicho pastel.

El chino menor se sorprendió al verlo, con una sonrisa sacó su teléfono y comenzó a hacerle toda una sesión fotográfica al postre. El menor volvió a tomar asiento a su lado para sacar unas cuantas velas de la caja que había comprado.

—No era necesario, amor —susurró en el oído de su pareja.

—Te gusta el color negro.

—Gracias —no pudo esconder la sonrisa en sus labios, terminó depositando un pequeño beso en los ajenos—. ¿Qué pasó aquí?

Sí, el cumpleañero había notado que algún desgraciado había metido su dedo en su pastel y lo había arruinado.

—Renjun.

A pesar de que la pareja estaba susurrando, el mayor no pudo evitar mirarlos al escuchar su nombre, intercalando su mirada entre ambos y luego mirando el pastel sobre la mesa, allí entendió. Sonrió inocentemente, ganándose el dedo medio de su mejor amigo.

El menor encendió las velas y todos comenzaron a cantar la típica canción de cumpleaños.

Al finalizar, el chino menor sopló hasta apagar las pequeñas llamas y recibiendo un abrazo de su pareja. Para alivianar el ambiente, el moreno colocó algo de música.

Mark aprovechó en ir al baño, el moreno sacó su teléfono y revisó sus redes sociales, Jaemin salió al pequeño balcón a encender un cigarrillo y los demás siguieron conversando.

El castaño se encontraba apoyado sobre el barandal de aquel balcón, expulsando un poco de humo por su boca, chequeó la hora y suspiró, aún era temprano. Dentro, el volumen de la música fue subido y comenzaron a vitorear, era Donghyuck, pues estaba sonando su canción favorita.

Al cabo de unos segundos, estando a solas con sus pensamientos, sintió una presencia detrás de él, quien luego se paró a su lado, apoyando sus brazos sobre el barandal.

—¿Podemos hablar? —preguntó Jeno.

—¿De verdad quieres hablar conmigo?

El mayor asintió, ninguno quería mirar al otro, mantenían su vista fija en los demás edificios y la calle minada de vehículos.

—Quiero pedirte perdón —fue allí donde Jaemin fijó su vista en su amigo, sorprendido ante sus palabras—. Cuando me lo contaste, no pensé y simplemente me enojé, fui duro contigo. En estos días lo estuve pensando, y llegué a la conclusión que no puedo enojarme contigo y mucho menos culparte, es obvio que no escogiste enamorarte de ella y que nunca te atreverías a hacerme daño.

—Jamás, Jeno. Nunca quise eso, eres mi mejor amigo y para mí también es una tortura todo esto, desde un principio supe que no era lo correcto, pero no puedo mandar a mi corazón —terminó su cigarrillo y lo tiró en el suelo, pisándolo para apagarlo.

El mayor abrazó a Jaemin, este quedó paralizado en su lugar, hacía mucho que no sentía la calidez de su amigo, con una media sonrisa correspondió el abrazo.

—Trataré de olvidarme de ella, sé que no está a mi alcance y te repito nuevamente, nunca sería capaz de lastimarte —dijo mientras se separaba del mayor—. Lamento que se hayan dado así las cosas.

—Yo también.

—Entonces, ¿ya no me ignorarás? —Jeno rio ante la pregunta—. De verdad la pasé muy mal, nunca nos habíamos peleado y no hablarte, era extraño, comenzaba a extrañarte.

—Ya no te ignoraré. Para mí también fue raro y también te extrañé, mucho.

El menor sonrió complacido, sentía nuevamente el alivio por todo su cuerpo, tener de nuevo a su amigo lo reconfortaba.

—¿Volvemos a la fiesta? —en el interior continuaba la música a todo volumen, con la pareja dueña de casa bailando en medio de la sala.

—Por supuesto. Pero levanta eso, si Donghyuck lo ve, serás hombre muerto —Jeno señaló la colilla del cigarrillo.

—Si iba a hacerlo, no sabía donde ponerlo en lo que hablaba contigo, así que, creo que es tu culpa —bromeó.

Donghyuck observó al duo, al principio creyó que estaban discutiendo, pero al ver que ambos reían, se tranquilizó. Al parecer sus amigos habían solucionado sus problemas y eso le ponía feliz, de casualidad notó una colilla de cigarrillo en el piso y su sonrisa se borró.

—¡Na Jaemin!


























































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𝘐𝘯 𝘛𝘩𝘦 𝘚𝘢𝘮𝘦 𝘏𝘰𝘶𝘴𝘦 ─ 𝙈𝘼𝙍𝙆𝙃𝙔𝙐𝘾𝙆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora