Detrás de lo que cuentan de nosotros - ESCENAS EXTRAS

LAS COSAS QUE ENZO NO LE DIJO A LOGAN

A continuación, vas a poder leer algunas pequeñas reflexiones que hace Enzo sobre Logan y el amor que estaban dentro de la novela, pero que en la revisión final se descartaron para acortar el libro.

Las cosas que Enzo no le dijo a Logan (Parte 1)

Yo quería volver a ver a Logan desnudo. Quería volver a besar su piel morena y dorada. Quería volver a acostarme con él, volver a gemir en su oreja, volver a correrme en su pecho y volver a ducharme con él. Quería volver a tumbarme en la cama con él, solo para hablar, hablar durante horas hasta quedarnos dormidos. Quería volver a abrir los ojos y encontrármelo ahí, a mi lado, y volver a tocarle el pelo y taparle con la sábana hasta los hombros. Quería volver a verlo despertar, verlo estirar los brazos, verlo abrir mucho la boca y sonreír cansado al toparse con mis ojos. Quería que él volviese a tirar de mí para abrazarlo, apretarnos entre las sábanas, volver a notar nuestras erecciones matutinas y no sentir vergüenza por nuestro cuerpo. Quería volver a aquella rutina de hacer el amor siempre con la misma persona. Quería volver a acostumbrarme a los sonidos, el sabor y el olor de Logan. Quería retroceder en el tiempo, volver a empezar, rascar el pasado, exprimir los besos y el sexo con él, valorarlo como se valora todo lo que un día tuviste y que ya no tienes.

Lo que aún no sabía cuando desperté por la mañana, es que hoy volvería a ver a Logan desnudo.

Las cosas que Enzo no le dijo a Logan (Parte 2)

Desde que había terminado de escribir la novela el tiempo transcurría demasiado lento. Yo seguía acordándome de todos esos planes que hacíamos juntos, me acordaba de Logan todos los días, y se me hacía duro echarlo de menos y pensar que ahora él podía estar haciéndolos con otra persona, que volvía a ser feliz en los lugares donde antes lo había sido conmigo.

Las cosas que Enzo no le dijo a Logan (Parte 3)

La forma que tengo de recodar a Logan ha cambiado.

Ahora, cuando pienso en él, Logan me está dando la espalda y se está mirando delante de un espejo. El que observa su reflejo es el Logan que salió del casting, con el que discutí hace unos días, el que está lleno de rabia y un rencor profundo. Hay algo oscuro en él. No solo oscuro, también roto, frío y con agujeros. En cambio, en su reflejo se esconde el chico que era antes: ese al que le brillaban los ojos, el que no tenía problemas en improvisar una carta de amor en la cocina —ni siquiera delante de mis compañeros de piso—, el que me preguntó si podía quedarse mi lunar para él, el que me besaba las inseguridades y me hacía sentir más mío que nunca. Ese chico, ese antiguo Logan, vive atrapado dentro de su reflejo como alguien que fue pero que ya no existe. Como si el Logan del presente estuviera delante de un fantasma. Porque no es la misma persona. Para ser justos, ninguno de los dos lo somos.