Love In Ink 《Yeongyu》

Parte 7

Beomgyu

Mis ojos se agitan cuando el sol entra por mi ventana abierta. Eso sí, debería haber razón suficiente para comprar cortinas nuevas y, por supuesto, las deja abiertas de par en par, dejando que la luz cegadora perturbe mi sueño. Intento rodar sobre mi espalda, entrando en contacto con el cálido cuerpo familiar de anoche. Todavía está aquí.

Basado en los dolores en mi cuerpo, sé que no había forma de que pudiera haber sido un sueño, y él frotando su erección contra mí es una prueba más de eso. Sus labios rozan mi oreja.

—Buenos días, sexy.

Muerdo mi labio inferior para evitar gemir mientras mordisquea el costado de mi cuello, frotando su dura polla entre mis mejillas.

—Mmm, sabes que se siente mucho mejor cuando está completamente adentro.

Él se ríe contra mí.

—¿Eso es una invitación?

—Sí, por favor.

No pierde el tiempo preparándome y estirándome para él y rompiendo otro condón y deslizándolo sobre su polla.

Alineándose conmigo perfectamente, se abre camino mientras sus dedos agarran mi eje. Deslizándose hacia arriba y hacia abajo, moviéndose en sincronía con su polla palpitante. Mi cabeza cae hacia atrás sobre su hombro y sus labios besan los míos, acercándome a mi orgasmo. Una manera tan perfecta de despertar. Palpita dentro de mí, y mi cuerpo se estremece contra el suyo cuando me encuentro con mi liberación. Se sumerge más rápido en mí, persiguiendo su propio orgasmo, usándome para su propio placer hasta que se queda quieto contra mi espalda. Gimiendo, con su polla retorciéndose dentro de mí mientras llena el condón.

Al salir de mí, tira el condón en un bote de basura cercano.

—Me alegro de haberme quedado; hubiera odiado perderme de follar contigo esta mañana.

Yo también habría echado de menos que me follara esta mañana, pero no lo digo. A veces tengo problemas para decir lo que quiero y nunca me sale bien. Y es más difícil para un tipo como yo salirse con la suya con una palabra como esa que para un tipo como él. Él puede salirse con la suya con casi todo.

Me reí disimuladamente.

—Sí, supongo, no habrías sabido lo que te estabas perdiendo.

—Oh, definitivamente me habría sentido como si me estuviera perdiendo algo, mirándote desde el otro lado de la ventana, tumbado desnudo contra tus sábanas y sin poder tocarte desde mi habitación.

Mis mejillas se calientan y sé que me estoy sonrojando de nuevo. Me doy la vuelta para que mis ojos puedan encontrar los suyos, pasando mi mano izquierda por su rostro.

—Probablemente deberíamos tomar una ducha.

Sus ojos vagan de arriba a abajo por mi cuerpo.

—¿Esa es otra invitación?

—Sólo si tu respuesta es sí, —murmuro suavemente contra su boca.

Rápidamente rueda fuera de la cama, solo para estirarme y acercarme a él.

—Vamos, entonces, puede que necesite tu ayuda para llegar a todos esos lugares difíciles de alcanzar.

Nuestra ducha consiste principalmente en que solo nos limpiemos, pero nuestras manos se demoraron en algunos lugares más que en otros. Sus manos enjabonadas hacen espuma en mi espalda, bajando hasta mi trasero. Su dedo se desliza entre mis mejillas, deslizándose sobre el exterior de mi agujero. Gimo, flexionando mi espalda contra su cuerpo.