6. Multitud de confort (mayo)

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Augustine sabía perfectamente lo que estaba ocurriendo: a partir de este momento nada sería igual. La noche anterior a ese 13 de mayo, James Watson le contó a August que llevaba varios días yendo solo a la escuela en patineta porque ya no tenía auto. Lo que pasó a continuación fue darse cuenta que vivían muy cerca y que la pelirroja también se iba sola.

Llegaron a acuerdo de irse juntos a las clases y eso era lo que estaba pasando en ese momento. August y James caminaban juntos con sus mochilas en los hombros, incómodos. No hablaban en persona, siempre era por mensajes, así que costaría un poco de tiempo para adaptarse.

—Mis padres me van a prestar su auto para poder ir al baile de graduación —confesó August tratando de sacar tema de conversación

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—Mis padres me van a prestar su auto para poder ir al baile de graduación —confesó August tratando de sacar tema de conversación.

—Qué bien —dijo James en seco.

Cada que hablaban por mensajes la conversación nunca paraba porque James era un chico que le gustaba mantener la plática, no era cortante, sin embargo, en ese trayecto de camino a la escuela casi no había dicho nada y parecía que algo le ocurría.

A unos cuantos metros de llegar a su destino, Augustine detuvo al chico y le preguntó si le ocurría algo.

—Estoy bien —contestó él y siguió avanzando, dejándola un poco atrás.

—Normalmente hablas mucho —dijo la chica avanzando rápido para volver a llegar a su lado.

—Deja de ser tan discreta, si quieres decirme algo, dímelo a la cara y no trates de esconderte.

—Lo siento, creí que te gustaba que fuera así —August, avergonzada, acomodó su cabello hacia al frente y miró a James con timidez—. ¿Qué te pasó en la cara? —preguntó al notar un moretón a un lado de la barbilla.

—No es nada y ya me voy, tengo que ir a clases rápido. Adiós.

Se fue. La dejó.

Augustine se quedó desconcertada de lo que había pasado. «¿Hice algo malo?», se preguntó «Sólo hablé normal». Llegó al aula donde tendría la clase de artes escénicas, una optativa que le gustaba mucho. Ahí también se encontraba Joe Wilson, el único chico del Club Mujercitas.

—¡Hola, Agustine! ¡Qué bueno volver a verte! —saludó el chistoso y a veces molesto de su amigo.

—Hola.

—¿Y esa cara? Parece como si otra vez hubieras visto la escena donde se muere Dobby —Joe puso sus manos sobre los hombros de la chica para acercarse y verla con detenimiento.

—No es nada —contestó y eso de inmediato le recordó a James diciendo: "No es nada y ya me voy, tengo que ir a clases rápido. Adiós"—. ¿Te gustan los helados de yogurt? Deberíamos salir un día.

Joe se quedó sorprendido, pero dijo que le parecía muy buena idea y que podían ir ese mismo día si quería, cosa que la chica aceptó.

—Me quedé sin amigos, extraño salir —dijo él con un gran suspiro haciéndose el dramático—. Ahora eres mi nueva mejor amiga —De la nada le dio un abrazo.

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