⠀⠀Capitulo 22

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Yeonwoo contestó cuatro días después de haberle respondido, dijo que lo entendía y hemos platicado más desde ayer

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Yeonwoo contestó cuatro días después de haberle respondido, dijo que lo entendía y hemos platicado más desde ayer. Me ha mantenido distraído, pero no menos preocupado, o inquieto, incluso, porque aún pienso en la confesión de Jia; en mi relación con Taehyung; mi comportamiento infantil al huir de Yugyeom y, no menos importante, lo que le pasó a Jisoo hace días. La estuvieron acosando por mensajes, de diferentes números, y fue tan explosivo que tuvo que cambiar el suyo para evitar recibir más de estos. No sabe quién podría ser, tal vez una persona que la ha visto tras la cámara y ahora quiere traspasar el límite. Tiene miedo. Yo lo tendría.

Podría no ser suficiente, pero Hyunjin ha estado más al pendiente de ella.

A pesar del poco tiempo, Jisoo y yo tenemos tantas cosas en común que puedo llegar a verla como un igual. Lo que le pase me pone mal. Y es que es ella quién también me sube el ánimo cuando más lo pierdo. Siempre está llena de energía, una que te contagia de forma automática, así que, el hecho de que le pase esto y mantenga su sonrisa como una sombra, me lastima, casi al punto de hacerme sentir molesto.

Tal vez por eso mi humor ha sido un caos estos días. Hay tantas cosas pasando por mi mente que pierdo el control de mis emociones muy rápido.

—Eh, ¿vienes con nosotros? —pregunta Hyunjin entrando al vestidor. Estoy sentado sobre el banco, encorvado y con la cabeza escondida entre mis brazos—. ¿Todo bien?

Inspiro hondo, recomponiéndome un poco. La cabeza me punza.

—¿Y Jisoo?

—Está esperando en la entrada. ¿Qué sucede?

Me alzo de hombros, echándome el cabello hacia atrás.

—La segunda noche me ha dado más fuerte que la primera —admito con la voz apagada, observándolo de reojo—. ¿No tienes alguna pastilla para el dolor de cabeza?

Hyunjin hace un gesto de negación al tiempo que saca su bolso del casillero y se sienta a mi lado, observándome con preocupación.

—Debe de haber alguna farmacia cerca. ¿Cuánto bebiste?

—Nada —replico, masajeándome las sienes—. Como cuatro shots. —Sube una ceja, sugestivo—. De verdad. Los conté.

—Bueno, entonces vámonos para que descanses —dice, palmeándome la espalda de forma amistosa mientras se levanta—. Después de dormir te sentirás mejor.

Levantándome con desgano, me cuelgo el bolso y estiro los brazos hacia atrás, sintiendo los músculos menos tensos. Mi cabeza aún se siente pesada, pero tal vez Hyunjin tenga razón y solo necesite dormir para recuperarme.

Caminamos en silencio, con el poco bullicio del club a nuestro alrededor llenando todos los espacios. Ni siquiera hay luz afuera. Se siente como si llevara mil años sin ver la luz natural del sol. Lo necesito. Falta poco para que el invierno termine y cuento las horas para que eso pase.

después del odio » taekooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora