CAPÍTULO XIX: DESTINADO A SER.

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Kara POV.

Cada paso que damos e incluso esos que decidimos no dar, son los que definen toda nuestra vida. Lo sé muy bien ahora. Aún no asimilaba cuánto había cambiado mi vida en estos meses, cuándo ya estaba organizando otro momento importante dentro de ese cambio, cómo lo es mi boda con Lena. Y es que desde el día siguiente a su propuesta, ambas nos embarcamos de lleno a organizarlo todo para llevarla a cabo. Mamá y Lilian, nos ayudaban con la decoración del lugar, y con casi todas las cosas que necesitamos para casarnos. La comida ya la habíamos escogido, algo que fue muy sencillo, porque básicamente me gustaba todo, y Lena, no tuvo ningún problema en arreglar tener un poco de todo en ese día tan especial, para mi felicidad. Mi estómago se enamoró un poco más de ella, si es que eso era posible, en el momento en que dispuso toda esa cantidad de comida para la fiesta posterior a nuestra boda. Mi vestido tuve que diseñarlo y mandarlo a hacer por mi cuenta, ya que no sería el típico vestido de novia color blanco, no había forma de que lo fuera. Sería un tipo de vestido holgado, color azul de una tela muy fresca y de un diseño sencillo, representando la humildad y la esperanza con la que me uno en matrimonio, tal cómo se acostumbraba en Krypton, y por supuesto vistiendo el color azul insignia de la Casa de El. Lena, cómo nueva integrante de mi Casa, lo cual me hacía demasiado feliz, siguió la misma idea que yo, por lo que entre las dos, escogimos un lindo traje femenino color rojo quemado, hecho a su medida. Con esto, representaba la pasión y la entrega que ella aportaría al matrimonio. Y el color rojo que vestiría, simboliza el otro color de nuestra Casa, cuándo estuviéramos al fin juntas caminando al altar, estaríamos complementándonos en ese nuevo camino que recorreremos juntas. Ambas cómo futura pareja a unirse, escogemos cada detalle que se necesite, porque ese era nuestro primer trabajo unidas cómo una sola persona, tal cómo lo indican las bases del matrimonio. Y eso era tan emocionante cómo a la vez estresante, ambas estábamos que no podíamos de los nervios por escoger todo y por hacerlo bien. Aunque parecía que nos estábamos estancando con la fecha para realizarla. Y es que después de mucho pensar y buscar la fecha correcta, algo que parecía ser casi imposible, ya que ninguna nos terminaba de gustar, al fin encontramos una. No fue nada fácil llegar a ella, pero al saber de ella, supe que era perfecta. El 07 de diciembre. Ese día me uniría en matrimonio terrestre con Lena. Y la escogí pensando en lo curioso que era para mí encontrar aquí en la Tierra, una celebración tan parecida cómo a una que teníamos en Krypton, más cuándo ninguno de estos planetas nunca tuvo algún contacto, y se encontraban a millones de años luz el uno del otro, y aún así, compartían muchas semejanzas con lo que se celebraba ese día aquí en un país de América del Sur. Y es que ese día, cada año se encendían velas para conmemorar la Inmaculada Concepción, lo que me recordó la ceremonia de Ascensión de Rao, que celebrábamos anualmente en Krypton. Casi parecía una señal para mí, y por supuesto que la tomé. Le comenté a mi prometida mi decisión, y ella estuvo de acuerdo enseguida, más cuándo era una fecha cercana, y ambas queríamos unirnos lo más pronto posible en matrimonio. Nuestras madres nos estaban apoyando bastante y sobre todo guiándonos, finalmente ellas contaban con más experiencia que nosotras en está aventura llamada matrimonio.

Las invitaciones, fueron enviadas al fin después de tanto esperar por la fecha de nuestra unión, y con la indicación específica a cada uno de los invitados de usar ropa completamente blanca, tal y cómo siempre había soñado cuándo era una pequeña niña en Krypton, esperando que éste día llegará. Aún cuándo sabía que no sería una unión por amor, la sola idea de tener ese compromiso con alguien siempre me gustó mucho. Y que ahora vaya a hacerlo con alguien a quién realmente amo, cómo mi linda Lena, multiplica mi gusto por el compromiso mil veces más.

Pocos días antes de qué nuestra fecha llegase, y cómo la mayoría de los invitados eran de la ciudad,  nos reunimos con ellos y con los recién habían llegado a la Metrópolis, en una especie de brunch. Quería reunirme con todos ellos para sincerarme con ellos, el momento finalmente había llegado. Sentía la necesidad de hacerles saber a todos ellos la verdad sobre mí y de mi origen. No quiero seguir ocultándole a mis amigos lo que en verdad soy y de dónde vengo. Y aunque sé bien que enfrentarme al mundo me costará mucho más, al menos con las personas queridas y cercanas a mí debería ser honesta y haré eso mismo. Nunca pensé que llegaría el día en el que podría hablar sobre mi origen con alguien aparte de mi familia. Pero fue con mis amigos con quiénes aprendí a sobrellevar todos los cambios que viví, y que incluso los he llegado a aceptar. No parecía una buena idea hace tantos años, pero ahora parecía el paso correcto a dar. Finalmente, me formé cómo Médica y Pediatra en estos años, en aras de ayudar a los humanos que tanto quiero y en esa medida, también podría utilizar esos peculiares poderes con el mismo fin. No digo que lo haré ahora, porque la sola idea de utilizarlos me llevó años aceptarla, pero estoy en camino a ello, y sé que Rao, me pondrá la ocasión exacta para llevarlo a cabo, y será en el momento justo en el que esté lista. Pero mientras eso sucede y antes de unirme a Lena, esas personas que serán testigos de nuestra unión, deben saber a quién tienen enfrente, y a quién han apoyado todos estos años. No negaré que estaba demasiado nerviosa por eso, porque lo estaba y mucho, pero sabía que era lo correcto y quería hacerlo. Sólo necesitaba una razón para hacerlo, y obtuve dos, y con ese mantra en mi cabeza, me paré frente a todos los invitados a la reunión improvisada y les conté mi verdad. Todavía recuerdo el silencio sepulcral que siguió a mi declaración. Las miradas sorprendidas de las señoras Poletti, o los ceños fruncidos de los señores Daes, o las expresiones cerradas de Andrea y de su esposa, Sarah. Aún sigo sin creer que esas dos sean algo tan serio, y es casi cómico que ellas se causarán, incluso antes que Lena y yo. Pero supongo que no es el tiempo, siempre es la persona. Y por lo que alcanzo a ver desde la distancia, ellas parecen estarlo llevando bastante bien, y me alegraba, en realidad me gusta que las relaciones fluyan, independientemente del sentido en que lo hagan. Recuerdo además la vivida algarabía que formaron mis ex compañeros de escuela y algunos de la universidad, alegando que sabían que ni mí belleza, ni mi inteligencia eran de este mundo. Lena, gruñó algo celosa a mi lado, y mi rostro se sonrojó ante eso. Y las miradas reconfortantes de mi familia, completaron el cuadro perfecto. Al final, después de todos los nervios y la expectativa por sus reacciones, todo salió mejor de lo que esperaba. Fui aceptada, aún después de saber mi verdad, y eso valió la pena.

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