𝙲𝚊𝚙𝚒́𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟺: 𝐀𝐦𝐞𝐧𝐚𝐳𝐚𝐧𝐭𝐞 𝐫𝐞𝐠𝐚𝐥𝐨

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Haré todo lo posible por hacerte sufrir y rogar sin importar tu miedo a tenerme cerca.

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Cerro con aburrimiento el pequeño cuadernillo. Analiza con exasperación a su objetivo, lanzando a la basura aquella pluma que había estado usando para anotar la rutina y cada detalle que sucedía con el chico albino, observa desde la distancia al chico. Erilk lo había estado siguiendo desde lejos, donde no pudiera darse cuenta de su presencia y si lo hacía, es mejor, quería causar un poco de pánico al chico. Solo quiere hacer entender que ahora tiene alguien que vigila cada uno de sus movimientos, él está acechando su vida.

En algunos momentos en el colegio le daba miradas para darle a entender que ahora sería suyo. Si por qué no, también para asustarlo un poco y sabía que aquel albino era intimidado por muchos, todo por sus padres, aunque, muchas veces él también fue interrumpido por algunas chicas que pretendían coquetear con él, solo bastaba para darles una mirada de asco para hacer que todas se fueran. Pero con esos sucesos su ego creció, sabía que todos en el colegio, notan su increíble belleza y quien podría resistirse a él.

Durante sus días en ese lugar, noto que había un gorila que abusa de los más débiles y es a quien debe vencer, claramente ha estado evitando a ese grupo de imbéciles, sabe que lo buscan para cobrar dinero o eso escucho, pero aún es muy pronto para enfrentarlos. Es su deber, por así decirlo, humillarlos frente el albino. Además, ese chico es quien intimida al albino y eso no puede seguir así, ya le dio suficiente tiempo para seguir permitiendo que ese chico haga mierda la vida del albino, no seguirá. Para ello esta él. Quien hará un infierno la vida del albino. Claramente debe ganarse la confianza del chico, usar sus conocimientos a favor para obtener su confianza. Al regresar a la realidad. Noto por el rabillo de su ojo un movimiento, ladeo un poco la cabeza para apreciar mejor a su pequeña presa, que abandona su hogar con una manzana en su mano.

Akemi apenas salía de su hogar con tranquilidad, pero hace unos días sentía extrañamente la presencia de alguien. Sabe que algo no anda del todo bien con su alrededor. Existe la posibilidad de que los abusones lo estén acosando más. Sin embargo, algo es seguro no puede salir de casa sin sentir que alguien sigue sus movimientos.

—Por favor que sea un día bonito, un día bonito —se dijo así mismo con palabras suaves tratando de calmarse.

Cuando logró tranquilizarse por un momento, bajo de su habitación al comedor donde agarro aquella manzana, su fruta favorita. Salió por la puerta principal para observar a todos lados, sin encontrar algo sospechoso y suspiro tranquilo. Al observar los escalones del porche, se encuentra un sobre de color café, junto un paquete y una rosa roja. Con sospecha se agachó para agarrar un extremo de aquel sobre, claramente nada bueno saldrá de esto presentía Akemi con miedo.

—¿Qué hace esto aquí? —susurro desconfiado y a la vez con temor, mientras sus ojos celestes buscan al responsable, pero nada se topó con sus ojitos.

El ángel de los ojos vacíos (en proceso)Where stories live. Discover now