018!

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Sabrina Henderson !

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Sabrina Henderson !

Me acomodo por décima vez el vestido negro ajustado que me puse y me veo otra vez en el espejo. Para nada segura de si estoy bien o mal debido a la cantidad importante de inseguridades que tengo.

Suelto un suspiro y me miró desde todos los ángulos posibles. Tratando de buscar algo que no se vea lindo, algún fallo o algo incorrecto en mi vestuario. Encuentro varias cosas que terminan disgutandome y haciendo que mi autoestima se quede en el suelo.

Paso mi mano por mi cintura y pongo una mueca al sentir lo ancha que es. ¿Por qué tantas chicas la tienen tan pequeña? ¿por qué yo no?.

Miro lo delgadas que lucen mis piernas con el vestido, mi madre diría que lucen como dos fideos spaghetti. De inmediato que la recuerdo me pongo triste y todo mi humor se decae aún más. Hace semanas que no la veo y a pesar de no tener una relación muy fuerte con ella, la extraño muchísimo. Es como mi mejor amiga. Tengo demasiadas cosas que contarle y muchas ganas de darle un abrazo.

Mi pensamiento se pierde en cuanto sigo viendo mi cuerpo una y otra vez en el espejo, deseando que fuera un poco más diferente. Un poco más alto quizás, ser un poco más delgada, tener una cintura más pequeña, una caderas adecuadas, unas piernas más gruesas. Ojalá pudiera cambiarlo por completo, ojalá...

El rastro de mis pensamientos se pierde en cuanto escucho dos suaves golpes en la puerta de mi cuarto. Recuerdo entonces que no estoy sola y que Lorenzo lleva esperando que termine de arreglarme hace mucho tiempo.

Le doy un último vistazo a mi reflejo en el espejo, decidida a cambiarme de ropa mientras grito un pequeño "pase" y me dirijo hacia el gran armario que tengo en mi habitación en busca de algo que termine siendo de mi agrado. No sé porque acepte ponerme ese vestido en primer lugar, luzco ridícula en el.

Escucho por lo lejos como Lorenzo pasa a mi cuarto y se sienta sobre mi cama a esperar que yo termine de estar lista. Continuó buscando algunas prendas que se que me quedan mínimamente bien y las tomo a todas para volver al cuarto. Necesito una opinión de alguien que realmente me conoce para poder estar muy segura de que ponerme.

—Bien, necesito tu ayuda —es lo primero que le digo al chico con el cabello desordenado que tengo en frente mío.

Miro su perfil en cuanto dejo las prendas sobre el colchón de mi cama y veo que el tiene su vista en algunos sectores de mi cuarto. Asiente cuando me escucha y en el momento que fija su vista en mi y en el vestido que llevo puesto. Su boca se abre con asombró, al igual que sus ojos.

—Uh, Sabri... yo, si, digo, si. Te ayudo en lo que sea, si —dice, viéndome de arriba a abajo una y otra vez. Puedo notar como sus pupilas se dilatan cuando el vuelve a barrer su vista por todo mi cuerpo.

¿Que mira tanto? ¿tan mal luzco? ¿tengo algo feo además de todo mi jodido cuerpo?.

Alzó una ceja en su dirección mientras me cruzo de brazos. Queriendo esconder mi cuerpo de su vista, el merece ver cosas bonitas, no la bolsa de basura que parezco ser ahora.

—¿Que? —pregunto al notar que el se queda como medio bobo mirándome.

Lorenzo sacude su cabeza de un lado a otro mientras fija su vista en mis ojos.

—Lo siento si te incomode con mi mirada, pero es que no puedo con lo jodidamente hermosa que te ves con ese vestido, Sabrina. Vas a ser la causa de mi muerte un día de estos.

Dice aquello con su voz rasposa y ladeando un poco su rostro para regalarme una sonrisa. Me quedo quieta al oírlo, sin creer lo que acaba de soltar.

¿El en verdad cree que luzco hermosa? ¿no me está gastando una broma?.

Debo dejar de pensar que todos me dicen cosas lindas por lastima.

—Eh... pues, ¿gracias? pero —suelto un suspiro nervioso a medida que hablo, el me presta tanta atención que me hace estremecer —... no me gusta como estoy, me voy a cambiar el vestido. Me siento insegura con el.

El frunce su ceño y se levanta de la cama para caminar hacia mi.

—¿Que no te gusta de el? si te ves espectacular. Tanto que podría comenzar a llamarte mí novia en frente de todos así nadie trate de quitarte de mi lado —susurra, su aliento choca con mi mejilla mientras el me rodea la cintura con un brazo.

—Tenemos una percepción diferente de como me veo, entonces. Yo siento que luzco cómo una ridícula en el —le soy sincera, solo con el puedo serlo.

—Pues si es bastante diferente, porque si te vieras como yo lo hago, te darías cuenta de lo perfecta que eres y de lo mucho que te quiero —dice en voz baja —, pero como no puedes entrar a mi cabeza, puedo demostrártelo de una forma.

Alzó mi vista hacia el, su mirada azulina se conecta con la mía y ni siquiera pienso bien en lo que terminó diciéndole, mi impulso actúa antes que mi consciencia.

—¿Cómo harías eso? —le pregunto, su boca se tuerce en una sonrisa que me quita el aliento —, muéstrame, quiero verlo. Quiero ver cuánto me quieres.

Suena como una súplica, sin embargo el me obedece como si fuera una orden. Lorenzo se separa de mi y no lo duda un segundo.

Se pone de rodillas.

Toma mis manos entre las suyas, y besa el dorso de cada una antes de volver a conectar su vista con la mía mientras está de rodillas ante mi. Cosa que me deja extremadamente anonadada.

—Te adoro, Sabrina. No solo por ser la jodida obra de arte que eres, sino por ser el mejor ser humano que conozco —habla mientras reparte besos en el dorso de mi mano —, no importa lo que te hayan dicho los demás a lo largo de tu vida, no interesa, no tienen ni puta idea de lo maravillosa que eres. El día que te des cuenta de eso te comerás al jodido mundo y yo estaré a tu lado viendo cómo lo haces, apoyándote en todo. Porque tú lo sabes, siempre te acompañaré dónde sea que vayas.

Dicho esto, se pone de pie y suelta una risita ronca, adictiva y completamente embriagante al ver mi expresión de sorpresa en el rostro. Pero no deja pasar un solo segundo, rodea mi cuello con una de sus manos y tira de él para besarme con todo lo que tiene.

Delinea el cortorno de mi cintura con sus manos mientras me besa con una parsimonia eterna, desliza sus manos por mis caderas para posar sus dedos en ellas y apretarlas con la suficiente fuerza para hacerme soltar un pequeño jadeo que se pierde en sus labios. Me besó con una pasión que me descoloca por completa, y me deja en claro con este beso que le encantó.

Que yo le encanto.

Y quizás, después de todo no fue tan mala idea ponerme está vestido. Quizás no lo fue porque el encargado de quitarmelo será el.

 Quizás no lo fue porque el encargado de quitarmelo será el

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JIJIJIIIII

si no se arrodilla ante vos
para mostrarte cuánto te
quiere 🚩🚩

hostage. lorenzo zurzolo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora