Raven O'brien, una chica que al saber que su familia era vampiro espero con ansias su edad correspondida para ser mordida, mientras su hermana melliza es todo lo contrario. Ambas sufren un accidente y tienen que ser mordidas de emergencia, lo que ca...
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Hoy, sorpresivamente, me levantarme temprano, creo que porque hoy es mi cumpleaños número 16 (junto con el de mi hermana melliza), me bañé para estar presentable, y me dirige a mi guardarropa, el cual la mayoría de mis prendas eran de colores oscuros.
En cambio el de mi hermana era demasiado colorido, somos tan diferentes que me sorprende que hayamos sido mellizas. Cuando salí de mi habitación ví a mi hermano con un disfraz de vampiro, me le quede viendo raro.
- Vicente, a veces me preguntó cómo le haces para despertar más loco que la abuela cuando no la dejamos ver sus novelas. - Le dije con una sonrisa. El volteo los ojos y se adentro a mi habitación.
- Pasa, al cabo es tu habitación. - Le dije de forma sarcástica, ya que él sin permiso se sentó en mi tocador.
- Quiero que me maquilles como un vampiro. - Me dijo, buscando en mi maquillaje. Le solté un manotazo y alejo su mano.
- Vienes a revisar mis cosas, ¿Y ni siquiera me felicitas? - Le dije, él se bajó de la silla y brinco a darme un abrazo, lo tuve que agarrar de la parte trasera de sus rodillas para que no se cayera.
- Bien, pásame esa crema, por qué tienes tu cara bien reseca. - Le dije con burla, el me dió un golpe leve en el hombro y lo empecé a maquillar.
Mientras lo maquillaba, me contó que quería asustar a Daisy, por obvias razones acepte acompañarlo.
Cambie un poco su maquillaje, ya que solo lo iba a poner pálido y ponerle un poco de rojo en las pestañas de abajo dando el toque que tiene mi familia, pero cuando me contó lo de la broma, rápidamente lo cambie a los típicos maquillajes de vampiros.
Entramos a su habitación y escuchamos como repetía constantemente que no quería ser una chica vampiro. Pobre, yo acepto su decisión de querer ser mortal, pero el lado negativo es que no quiero perder a mi alma gemela, ya saben, por qué la vere morir.
Vicente se acercó a ella por el lado izquierdo y yo por el lado derecho. Vicente la asustó y yo la sacudí varias veces, Daisy despertó y no grito, nos empezamos a corretear y casi me tiran cuando pasamos por el sillón de la habitación de Daisy.
En eso entraron mis padres y mi abuela (aunque no le gusta que le dijéramos así) a cantarnos feliz cumpleaños.
- Mis cachorritas, las amo con todas mis fuerzas. - Dijo mamá mientras nos abrazaba, Daisy y yo solo sonreímos, ya que mamá nos aplastaba con sus brazos.
- Te amamos mucho mamita/mami. - Dijimos Daisy y yo. Papá paso a abrazarnos deseando que tengamos el mejor cumpleaños, y pasamos a abrazar a la abuela.
- Abuelita. - Dijimos las dos por qué sabíamos que le molestaba, ella abrió los ojos rápidamente con un deje de enojo y frunció el ceño.
- Abuelita no, bueno solo por qué es su cumpleaños, pero díganme María. - Dijo dándonos un beso en nuestras mejillas.
