Sunderance (Zootopia)

Capitulo 17 ¡La Vida de un Actor para Mí!

¿Por qué se habían detenido?

Fue el primer pensamiento coherente que tuvo al despertar. Un pensamiento que tardó cinco minutos completos en formarse mientras yacía de espaldas cubierta con sábanas que se sentían demasiado calientes, usando ropa que se sentía demasiado ajustada. Incluso su pelaje picaba. Cada respiración estaba llena del olor fantasmal de... Él. Su cuerpo se estremeció donde el amante de los sueños, a quien no tuvo absolutamente ningún problema en identificar, la había tocado con esas grandes patas rojizas. Su lengua se deslizó sobre unos labios que aún podían sentir el calor de él contra ellos, profundizando su pesar en esos primeros momentos de plena vigilia. Su sueño había carecido de gusto. No conocía el sabor de sus labios, su mente no tenía nada que comparar, por lo que la dejó sintiéndose tan vacía como el dolor entre sus muslos. Muslos que se frotaban mientras se retorcía incómodamente sobre las sábanas, largos dientes frontales mordían su labio inferior mientras el olor de su sueño se negaba a desvanecerse.

"Lo admito", dijo su voz, causando que los ojos que ella había cerrado en su intento de ordenar sus pensamientos con su lujuria se abrieran de golpe mientras se sentaba de golpe. Apretando la sábana contra su pecho, lo vio en el centro de la habitación en una silla, los ojos brillando en la tenue luz de la mañana que se filtraba a través de las persianas cerradas. "Tengo curiosidad acerca de ese sueño, Zanahorias".

Esto explicaba el olor que no se desvanecería, un conocimiento que solo hizo que su nariz se moviera incontrolablemente de una manera que estaba segura sería perceptible para el hombre que la observaba. El olor era limpio, pelaje lavado y zorro macho mezclado con el leve aroma de las flores.

No, pensó cuando se dio cuenta de que el olor no estaba separado, no era distinto del almizcle que reconoció como Nick. Eso es parte de eso. No en la parte superior, no añadido. Sólo... enterrado débilmente con el resto de él. ¿Todos los zorros huelen así?

Era una pregunta que no podía hacerle en ese momento, por temor a quedar en ridículo mientras más hormonas de las que sabía que existían luchaban contra su común desde entonces. ¿Había estado allí toda la noche? ¿Había dormido siquiera?

"Sabes lo que estaba soñando", dijo ella, con las orejas aguzadas hacia él y su rostro se mantuvo lo más tranquilo posible para ocultar el hecho de que las palabras la sorprendieron incluso cuando salieron de su boca. "Después de mordisquearnos anoche, me habría sorprendido si hubiéramos soñado con algo más".

"¿Y cómo sabes que soñé contigo?" preguntó, inclinándose hacia adelante para colocar el vaso aún lleno en el suelo a sus pies. El movimiento y la forma en que sus ojos se detuvieron en los de ella mientras sus propias fosas nasales se ensanchaban le hicieron darse cuenta de que podía olerla. Huele lo que el sueño había despertado y lo que esa mirada amenazaba con incendiar de nuevo.

"Puedo olerte con la misma claridad", fanfarroneó, manteniendo su tono remilgado incluso cuando su corazón palpitaba en su pecho. Era consciente de que él continuaba observándola mientras ella apartaba las sábanas y colgaba las piernas del borde de la cama frente a él. Habiendo dormido solo con una camisa y bragas, sintió un poco de emoción cuando su mirada se desplazó hacia sus caderas y muslos. Él no la miró como cualquier macho que hubiera conocido. Siempre habían tratado de ser corteses, románticos, dulces, lo que a menudo los llevaba a mirar a escondidas cuando pensaban que ella no estaba mirando. Este zorro la miró como si quisiera sujetarla contra la cama donde estaba sentada, lo hizo abiertamente sin miedo, pero dejó en claro que simplemente no tomaría. No estaba del todo segura de qué hacer al respecto. "¿Por qué nos impediste ir más allá?"

"Porque ninguno de los dos está listo para ir más allá", respondió simplemente, sus ojos verdes se elevaron hacia los de ella nuevamente.

"¿Y cómo sabes que no estoy listo?" preguntó, frunciendo el ceño ligeramente ante la pregunta. Ciertamente se sentía lista, aunque sabía que él tenía razón.