CAPÍTULO 5

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San Agustín, mañana del 20 de junio de 1937.

Cuando Michelle se levantó, se preparó con ayuda de Alice, y le contó todo lo que había pasado la noche anterior.

-¿A qué no adivinas lo que me pasó ayer de madrugada?

-¿Qué pasó? Sorpréndeme.

-Estaba durmiendo tan plácidamente, cuando Daniel me despierta, para decirme si quería ir en ese momento al lago que hay cerca de aquí, que le daba miedo ir él solo.

-¿Enserio? ¿No lo habrás soñado?

-No, estoy segura de que pasó de verdad, y también de que ese hombre es un idiota, o está medio loco, que también puede ser.

-No se, yo sigo pensando que es surrealista, y que debe de tratarse de un sueño.

Alguien llamó a la puerta. Cuando Alice la abrió, se encontró a Anne.

-Doña Beatrice quiere ver a la señorita Robinson.

-Vale, dile que enseguida voy-dice Michelle

Cuando Anne se va, Alice la acaba de peinar y Michelle se dirige a su cuarto. Como la puerta ya estaba abierta, pasó directamente, se quedó en la puerta esperando que la dejara acercarse.

-Hola cielo-dice Beatrice.

-Buenos días señora, ¿para qué me necesita?

-Quería hablar un poco contigo sin más, y preguntarte que tan lo pasaste ayer en tu primer día aquí.

-Bien, tengo que reconocer que este sitio es precioso y muy bien cuidado.

-Normal que lo este, mi hijo y mis nietos trabajan duro todos los días para conseguirlo. ¿Ya conociste a mi nieto Daniel?

-Sí señora.

-¿A que es un muchacho muy guapo?

-Sí..., supongo..., bueno sí que lo es señora.

-¿Y usted, cómo se encuentra hoy?

-Un poco cansada, pero eso es mi pan de cada día , es lo que hace la vejez.

Siguieron hablando un buen rato.

Cuando sale de la habitación, va a la cocina para prepararse un café, cuando está a punto de hacerlo, Anne le dice que ya se lo preparaba ella, que no se molestara, que para eso estaba.

Michelle salió fuera para tomar el aire, allí se encontró a Daniel.

-¿Pero a ti qué te pasa? ¿Qué clase de persona haría lo que tu hiciste ayer por la noche?

-¿Qué hice ayer?

-Sabes perfectamente lo que hiciste, no te hagas el loco.

-¿Y ahora quieres venir a ver el lago conmigo?

-Tengo mejores cosas que hacer que ir contigo a cualquier lado.

-Vale, si eres una aburrida y no quieres ir pues adelante vete a hacer lo que tengas que hacer.

-¿Aburrida yo? Perdona yo aburrida no soy.

-¿A no? Pues demuéstralo, ven al lago, te prometo que no te arrepentirás.

-Esta bien voy.

Daniel llevo a Michelle hasta las caballerizas y pidió un caballo.

-¿Vamos a ir los dos en el mismo caballo?

-Sí, yo te dejaría otro caballo para ti, pero tengo entendido que no sabes montar en él.

Michelle no dijo nada más, dejó que Daniel le ayudara a subir en el caballo para después subir él.

El lago encantadoWhere stories live. Discover now