Luimelia ᴊᴜsᴛ ғᴏʀ sʜᴏᴡ

Epílogo

Un año después

Luisita agitó el agua en su vaso y se obligó a mantener la espalda a los ruidos provenientes del comedor, donde el proveedor estaba dando los últimos toques a la mesa del buffet. 

Pasos suaves se acercaron, y luego Ameliala rodeó con sus brazos por detrás.

 
– Oye, cariño. No creí que te encontraría en la cocina. Pensé que estarías ahí con el proveedor, asegurándote de que todo sea perfecto.

Luisita dejó el vaso y se derritió contra ella. Cada parte de tensión se drenó de su cuerpo cuando colocó sus brazos sobre los de Amelia. 

– Estoy comprometida contigo. Todo ya es perfecto, amor.

La respiración de Amelia se enganchó y apretó los brazos alrededor de Luisita. 

– Sí, lo es –, susurró. 

Enterró la nariz en el cabello de Luisita, haciéndola temblar cuando su aliento le rozó el borde de su oreja. 

– Hueles bien y te ves espectacular.

El calor en su voz hizo que Luisita se sonrojara por completo. 

– Te ves muy bien también.

Amelia se rió entre dientes y el sonido vibró a través del cuerpo de Luisita. 

– Ni siquiera te has dado la vuelta para mirar mi atuendo, cariño.

Luisita lo haría en un segundo, pero por ahora, no quería moverse ni una pulgada. 

– No importa. Te verías fantástica, incluso si estuvieras usando pantalones de chándal y esa blusa rosa y gastada.

– Podrías pensar eso, pero dudo que tus padres estén de acuerdo.

Luisita resopló.

– No me dejaron salirme con la mía, pero probablemente podrías. Te adoran, mi amor.

Amelia acurrucó su mejilla junto a la de Luisita. 

– Mientras su retoño me adore también...

– Oh sí, sé que Manolin te tiene mucho cariño.

Gruñendo, Amelia le mordió la oreja. – Hmmmmm.

Un hormigueo erótico se disparó directamente entre los muslos de Luisita. Con un gemido, se dio la vuelta en los brazos de Amelia, dejando que sus cuerpos rozaran todo su largo, y la besó.

La boca de Amelia se encontró con la de ella con entusiasmo en un largo beso que hizo que el calor se arremolinase en el cuerpo de Luisita.