Capítulo 11: Investigación

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Había tardado más de lo esperada en llegar a su destino, pero en ningún momento se arrepintió de tomar aquel viaje. En su espalda cargaba una bolsa pequeña y sencilla con todas sus pertenencias, y a su lado iba un niño de aproximadamente nueve años de edad con el rostro cansado de tanto caminar.  No lo pudo dejar en casa, cosa que lamenta demasiado, pues se había atrasado con el viaje durante unas cuantas horas debido al cansancio de su hijo que necesitaba dormir con urgencia.

Lástima que su hijo no quisiera quedarse solo es casa.

—Mamá, estoy cansado.

—Cállate y sigue caminando. Tú quisiste venir, nadie te dijo nada. —Dijo mientras avanzaba entre la gente, tomando de la mano a su hijo con un poco de fuerza bruta. —Según estamos en la ciudad cercana a la secta Gusu Lan. Esperemos que nos reciban.

El niño hizo un puchero y siguió caminando como podía entre la multitud que ignoraba a lo que sucedía a su alrededor. Miró un puesto de juguetes, uno llamó su atención siendo una pequeña mariposa echa de un papel especial. Se soltó de la mano de la mayor y fue directo al puesto de juguetes con la ilusión de poder conseguir ese juguete que tanto le gustaba a la vista. 

No tardó mucho tiempo en sentir que su hijo no estaba agarrando su mano. Con un ligero enojo se volteó mirando a sus alrededores con prisa. —¡Jun Hao!

Jun Hao tenía la suerte de no haberse alejado tanto de su madre, miró la dirección del grito y alzó su pequeña mano.

—¡Aquí, mamá! ¡Juguete nuevo!

Jun Wan no tardó nada en llegar a dónde su hijo y agarrarle del brazo con fuerza. Lo jaló hacia su dirección y no le importó que algunas personas pudieran verle.

—¡Niño tonto! ¿Por qué te estás alejando de esa manera? Te puedes perder. —Dijo con enojo. —¿Qué quieres? ¿Ese juguete? ¿No ves que estamos escasos de dinero como para que estés pidiendo juguetes? —El niño agachó la cabeza y estaba dispuesto a llorar, pero Jun Wan pareció darse cuenta de ello antes. —Si te compro el juguete dejarás de molestarme, ¿entendido?

El niño asintió con la cabeza y su deseo de tener al juguete fue finalmente cumplido. Agarró del palo de madera y empezó a hacer volar a su mariposa de un lado a otro, movilizándose entre la multitud, pero sin perder de vista a su madre. Jun Wan lo miro y siguió adelante con su camino, ya no faltaba mucho, tan solo unas cuantas horas y podría despejar sus dudas con respecto a esa tarde dolorosa en la que su corazón fue roto en miles de pedazos por las palabras crueles del que se suponía que sería su amado.

Jun Hao no podía quejarse más después del trato que tuvo con su madre. Tenía en juguete en sus manos y no deseaba que su madre se lo arrebatase con la excusa de poder quitárselo solo porque ella lo compró con su dinero.

Después de varias horas finalmente. Estaban frente a un portón solitario entre varios campos verdes alrededor. Gusu Lan realmente era muy bonito de ver ante los ojos de Jun Wan y aún no podía creer que LianHua-Zhi perteneciera, o pudiera pertenecer, a una secta como esta.

Bien, no iba a negar que estaba celosa.

—Mamá, ¿qué hacemos aquí?

—Solo guarda silencio y entremos. Parece que no hay nadie vigilando.

Pero cuando intentaron entrar, la entrada parecía estar bloqueada por un muro invisible, o eso es lo que pensaba ella. Suspiró con un profundo enojo y volvió a darle un golpe, pero nuevamente se encontró con ese bloqueo que impedía su paso.

—Tenemos que esperar. Extiende la manta que está en la bolsa y sentémonos.

El niño obedeció y cuando terminó se sentó junto con su madre. Esperaron por varios minutos, estos convirtiéndose en un par de horas. No podían ver ninguna silueta que se acercara para ver si estaban en la salida y Jun Wan empezaba a enojarse cada vez más. A pesar de todo ese enojo, tomó a su hijo y lo puso un lado suyo para compartirle un poco de calor que le podía ofrecer.

Identidades al descubierto [Zhuiling]Where stories live. Discover now