Capítulo veintiocho: Ay, no, te me caíste del pedestal

65.1K 12.2K 4.4K
                                    


Capítulo veintiocho: Ay, no, te me caíste del pedestal.

Dawson.


Junio, 2017.

Alguien me patea debajo de la mesa y ese alguien es Holden, mi hermano mayor, quien me da un ligero asentimiento hacia Hayley que se encuentra con la vista clavada en su comida. Intercambio miradas con Drake que está sentado a mi lado y siento la atención de mis padres.

—¿Qué tal va tu nuevo curso de técnica de pasteles, Hayley? —intento.

Ella alza la vista, parpadea un par de veces y luego se encoge de hombros.

—Bien.

—Qué bueno —digo.

—¿Qué técnicas has aprendido? —prosigue Drake.

Y ella le responde de manera automática.

Desprecio a Francisco.

Durante cinco días Hayley no nos habló, pero tras una conversación en la que papá nos sentó a los tres, eso terminó, sin embargo, no es lo mismo. Hablamos poco, nos evita y parece que cualquier cosa que Drake y yo le digamos la irrita.

Me estresa, entristece y por último me molesta. Me hace sentir tanta impotencia que a veces pierdo la paciencia más rápido que Drake y simplemente exploto devolviéndole su desplante y actitud odiosa, lo que nos distancia todavía más.

Estoy seguro de que Drake no entiende lo que le explica, pero asiente y hace pequeñas acotaciones "ah" "interesante" "genial" yo continúo desayunando.

Me desconecto de la conversación, pensando de nuevo cuánto desprecio a Francisco.

—Dawson —Me llama Holden y alzo la vista—. ¿Cuándo conoceremos a Mérida?

Creo que Hayley resopla, nuestro hermano mayor ignora eso y yo decido hacerlo también.

—Supongo que pronto —respondo sonriendo—. Le gusta tu programa.

—Ah, ella tiene buenos gustos —dice Holden complacido y ruedo los ojos—. Recuérdame de dónde es.

—De Venezuela, estoy aprendiendo mucho de ella por eso.

—Me gusta su acento —dice Drake—. Ella es genial.

—Entonces... —dice Hayley con una calma que resulta sospechosa— Dawson puede hablar de su novia mentirosa cómo una diosa y lo mejor de su vida, ustedes le preguntan y todos son felices, pero ¿Por qué no puedo hablar de Francisco?

—Mérida me dijo la verdad, Francisco me admitió todas esas cosas y te estaba o está maltratando físicamente con esos dolorosos mordiscos que no te gustan —No puedo evitar decir, pese a que planeaba quedarme callado.

—¡No sabes nada! ¡Nada, Dawson! Y quedarás cómo un estúpido cuando veas que ella no es lo que dice.

—Cómo estúpida te ves tú, creyendo en un tipo antes que tu hermano —No me contengo de decir.

—Creería en ti sino supiera que simplemente repites lo que esa Mérida te está diciendo.

—De Mérida hablas con respeto —Le digo y se ríe.

—No puedo con esto, simplemente no puedo y perdí todo el apetito ¡Bien hecho, Dawson!

Arrastra la silla detrás de ella y pretende irse antes de que mamá la llame.

—Si no vas a comer más, llévate tu plato y lávalo —Es lo que dice.

Y veo la manera en la que la molestia de Hayley crece, pero hace lo que mamá le pide. Dejándonos en silencio en un desayuno familiar que no salió nada bien.

+21 (Libro 2 Saga Inspírame) Disponible en libreríasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora