XLIV - The Mysterious Disappearance

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Las calles de Kanto ya no eran tan silenciosas como antes, había rumores, rumores que recorrían las calles de arriba a abajo y se perdían en las tabernas y bares de los bajos barrios sobre la Toman y su pequeño encuentro con, los desdicha dores

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Las calles de Kanto ya no eran tan silenciosas como antes, había rumores, rumores que recorrían las calles de arriba a abajo y se perdían en las tabernas y bares de los bajos barrios sobre la Toman y su pequeño encuentro con, los desdicha dores. Entre las calles se les conocía como “Death and Scythe”, leyendas que habían crecido a base de rumores y habladurías que habían vagado por todos los lares donde las pandillas pequeñas crecían, la historia de cómo solo dos personas habían acabado con un líder de la Yakuza dejando las filas de la gloriosa Tokyo Manji a medias, todo el mundo daba su testimonio de lo sucedido a pesar de no haber estado ahí, pero en esa actualidad era inevitable que existiera una sola persona que no hablara de ello, de esas dos personas de las que casi no se conocía demasiado más que un nombre dado por un boletín de búsqueda en el país que se fue añadiendo a los miles más de criminales de los que la policía no tenía el más mínimo control.

Algunas historias se truncaban más que otras, se volvían más perturbadoras o más dulces según a quien preguntaras, pero la mayoría sabia lo básico, Toman había tocado algo importante para Hanagaki Takemichi el rey de la muerte y este mismo había sacado la fuerza e inteligencia del mismo infierno al que lo arrojaron para vengarse junto a Haruchiyo, quien había sido traicionado también, entonces los problemas y bombardeos comenzaron siendo solo dos, contra toda una organización, algo imposible. Una hazaña que aun así ellos dos lograron.

Y aunque ser rebajados un poco habría molestado antes a Manjiro, ahora mismo no podía más que darle igual, porque era Takemichi quien le había dejado en ridículo en su propio juego, abriendo sus ojos vendados a la verdad, arrastrándolo a tomar de nuevo decisiones buenas y comportarse en lugar de mantener el berrinche en las fauces.

Takemichi había dejado su huella en lo que era Toman, y eso era lo único que le importaba nada más, no era de su interés si pandillas débiles pensaban que podrían igualar su fuerza y apoderarse de su organización, un soplido era suficiente para aplacar a los rebeldes tontos, porque ellos no tenían lo que el sí, ellos no eran él, y por ese mismo hecho jamás serían capaces de siquiera llegar a la raíz de ejecutivos que tenía la Tokyo Manji, porque Hanagaki lo había apostado todo sabiendo que ya no quedaba más que perder y no había nadie que estuviera dispuesto a tanto, nadie que no fuera él sería capaz de lograrlo.

Kokonoi miro a su jefe observar el nuevo árbol en el jardín, campanillas colgaban de aquel alto árbol, hermoso y etéreo, instalado en el mismo lugar donde Hanagaki siempre planeaba hacer los días de campo en el mes casi inexistente que estuvo con él, y aunque nada fue real para el rubio teñido, para el sí lo fue, siempre lo sería, aunque ahora mismo intentaba junto a su terapeuta desprenderse del recuerdo obsesivo que aún lo apresaba en ese pasado que le costaba dejar atrás.

───jefe, ya está aquí ───le aviso Hajime a quien miro de reojo y asintió dejando que volviera a sus asuntos para tomar el último trago de su vaso con licor moviéndose con tranquilidad a la sala de reuniones en su hogar, al cruzar el umbral se encontró con aquella mujer, llevaba una venda en el brazo y una curiosa cicatriz cerca de la mejilla.

𝐁𝐄𝐓𝐑𝐀𝐘 ||| [sᴀɴᴛᴀᴋᴇ]Where stories live. Discover now