12. Observaciones

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Dicen que un nuevo día es un nuevo comienzo con montón de oportunidades, algunas buenas y otras malas. Jane esperaba que fuera un buen día dado que la salida del día anterior había sido un completo desastre. Definitivamente encontrar a sus tíos y que Thomas haya aceptado su invitación no era un buen plan a corto plazo. Nada que involucre a su familia es un buen plan.

Jane observó con aburrimiento y cansancio el techo de su habitación. Realmente no tenía intención de salir de su cama, de su habitación, de ver a Thomas. Aún estaba molesta con su falso esposo, pero debía tolerarlo unos días más. Un suspiro pesado escapó de sus labios mientras intentaba tomar ánimo para empezar un nuevo día. Sin pensarlo demasiado pateó con fuerzas las sábanas que la cubrían para apartarlas de su camino y obligarse a salir.

Observó con cierto aburrimiento las bolsas de ropa nueva. Era ridículo el gasto inmenso en prendas que solo utilizaría una vez para unas fotos que solo vería una vez. Dicen que el fin justifica los medios, que todo gasto es una inversión que puede causar ganancias o llevarte directo a la quiebra. ¿Así es como se sienten las modelos? Todo el tiempo rodeadas de prendas bonitas que solo usan una vez para vender un producto.

De forma lenta y pausada Jane estiró las mantas de su cama para colocar la ropa encima. Después de analizar las prendas durante algunos minutos, realizó unas combinaciones interesantes, el resto lo dejó en las bolsas. En algún momento se tomaría el tiempo de lavar esas prendas para buscarles un lugar en su armario. Ella tenía una regla a la hora de comprar y usar ropa nueva: siempre se debe lavar la prenda antes de usarla. Uno nunca sabe quién utilizó esa prenda antes, tal vez estaba enfermo y no lo sabía, tal vez permaneció mucho tiempo al aire llenándose de polvo. ¿Quién sabe? Siempre es mejor lavar la ropa antes de usarla.

Al salir de su habitación y dirigirse a la sala ella pudo escuchar el ruido de los platos al ser colocados en la mesa del comedor. Cruzó sus brazos al ver a Thomas servir el desayuno con tanto esmero. La escena le pareció molesta y fuera de lugar por alguna razón.

–Buen día –él le dedicó una sonrisa, pero ella simplemente rodó los ojos, demasiado molesta por lo sucedido el día anterior.

–¿Por qué siempre insistes en desayunar aquí? Mejor dicho, ¿por qué siempre preparas el desayuno?

–Hay una mesa y es grande –se encogió de hombros y la invitó a sentarse antes de continuar–. Eres el tipo de persona que podría pasar una semana sin comer. Si no comes, mueres. Si mueres, seré viudo. Si soy viudo, tal vez me acusen de asesinato. Si me acusan de asesinato, me enviarán a la cárcel en el mejor de los casos o me enviarán de vuelta a mi país en el peor de los casos –con una sonrisa él dejó un plato de comida frente a la silla que ella ocuparía–. Sé una buena niña y desayuna.

Jane quiso objetar, decir que ella jamás pasaría una semana sin comer y que no moriría tan rápido, no obstante, cerró su boca tan rápido como la había abierto y se sentó en silencio. No tenía hambre, nunca tan temprano. Prefería saltarse el desayuno aunque fuera la comida más importante del día. Podría buscar una forma elegante de rechazar la comida, pero era mejor seguir la corriente y desayunar en silencio. Sólo debía resistir unos días más antes de que Thomas se fuera y su vida volviera a ser normal.

–¿Por qué siempre haces eso con la comida?

La pregunta la sorprendió y la sacó de sus pensamientos. Tuvo que observar su plato algunas veces sin ser capaz de entender lo que Thomas quería decirle. Frustrada, se encogió de hombros y espero una respuesta.

–Separarla. Siempre separas todo y dejas espacio entre una cosa y otra. Eso es raro –él arrugó la nariz con cierto asco.

–No lo sé –admitió ella–. Supongo que es porque me gusta disfrutar el sabor individual de cada alimento.

Matrimonio por convivenciaWhere stories live. Discover now