Cap3: Devoto de satán

1.6K 160 60
                                    

En la tranquila soledad de su baño, sentía como el agua caliente de la regadera recorría su piel, abriendo sus poros, el vapor invadía todo ese pequeño cuarto, mientras pasaba con lentitud sus manos por su rostro, bajando por su cuello.

Risas, llantos, gritos, jadeos y tablas de madera separadas; la pared de esa antigua biblioteca, recuerdos, todos esos niños y niñas pasaban por su cabeza, el agua continuaba recorriendo todo su tonificado cuerpo, jadeaba al pasar sus manos por su abdomen.

"¡Eres un bastardo, maldito!"

La visión de aquella desquiciada mujer de cabellos negros, tirándole agua hirviendo en la cara, le causaba más risa que dolor, sobre todo, cuando pensaba en sus pies colgando del campanario de aquel olvidado orfanato.

Olvido esos recuerdos, posando por fin sus propias manos en su miembro, comenzando a moverlas, cerraba los ojos con fuerza, abriendo la boca, dejando escapar sus gemidos, ahora sus pensamientos solo se centraban en su pequeño Izuku, como ansiaba dominarlo de nuevo, no se contendría para nada al tenerlo debajo de él, lo escucharía gritar por piedad y misericordia.

-Izuku... ¡Aah!, ¡Aaah! ¡I-Izuku! -Apretaba con fuerza su falo, aumentando cada vez más la velocidad de su mano, hasta terminar y dejar que su semen escapara con la corriente del agua.

"Ninguno de esos niños pudo complacerme como tu Izuku, ninguno era digno de reemplazarte... y ahora que te encontré, no volveré a dejarte ir."

Una enferma sonrisa.

Una enferma mirada.

Y el contacto de su mano nuevamente contra su miembro.

°

°

°

Solo en su cubículo, Izuku, buscaba la forma de calmarse, no quería ir de nuevo a un psicólogo, sabía que no le funcionaba de nada, tenía miedo otra vez, ya era mayor, pero se sentía igual que un pequeño asustado, por estar perdido en sus pensamientos no se dio cuenta cuando uno de sus alumnos irrumpió en la habitación.

-B-Buenos días, s-sensei -dijo una tímida voz, asustando un poco al pecoso.

-¡Ah!, h-hola Midoriya -contestó, un poco apenado.

-¿L-lo asusté?, ¡p-perdóneme, por favor! -El pelinegro hizo una reverencia ante el mayor, disculpándose.

-No, tranquilo, no lo hiciste, yo... estaba un poco distraído, lo siento. -El menor se incorporó de nuevo y miro tímido a su sensei.

-E-Está bien s-sensei, m-me tomé el atrevimiento de traerle esto... -ofreció un pequeño frasco de galletas con chispas de chocolate, esperando que las tomara-... D-De hecho, mi madre las preparo, le dije que era para usted.

-Midoriya, te lo agradezco, pero no creo que sea correcto que acepte regalos de mis alumnos.

-P-Pero...

Una mano ajena tomo el frasco de galletas.

-¡Gracias, Midoriya! Esto compensará tus faltas en la clase de deportes, ¡Vamos, largo! -El cenizo, quien había tomado el frasco, lo miro serio y el chico solo salió con disgusto del lugar.

-¡Oye! Fuiste muy... -El rubio lo interrumpió.

-No deberías acercarte mucho a ese niño, Deku, a menos que quieras terminar como el viejo profesor de historia. -Bakugou se alejó, para sentarse en el pupitre frente al escritorio.

Padre Nuestro [TodoDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora