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Capítulo 12

[Mini maratón: 2/2]

María José

Bad Bitch – Bebe Rexha

Berlín – Alemania

Miércoles, 31 de agosto de 2022

GARBANK

07:28 a.m.

La vida me ha enseñado que ser una hija de puta, es lo más conveniente para poder sobresalir y obtener lo que quiero.

Poco y nada sabe el resto del mundo acerca de mi vida, y en cierto modo, es preferible así. ¿Para qué quedar expuesta ante los comentarios poca cosa del resto de la humanidad cuando el único que debe importar es el mío?

Han sido unos días muy difíciles, unos meses muy angustiantes y unos años terriblemente oscuros. Por lo que, nadie podría juzgarme por mis recientes actos, ¿Qué acaso tú puedes ser mejor que yo? ¿Quién dice eso? ¿tú eres el juez, el verdugo y el testigo? ¿Por qué tu opinión tendría validez y la mía no?

Podría contar acerca de lo desafortunada que ha sido mi vida, de lo desdichada que fue mi infancia ¿y que ganaría con eso? ¿Qué cambiaría con eso? Absolutamente nada. ¿Para qué ser una buena persona si desde que nací la vida ha sido una mierda conmigo?

— ¿Bebiendo tan temprano? –cierro mis ojos al reconocer esa voz, mojo mis labios pasando mi lengua por ellos y aprieto mi mandíbula.

Desde mi oficina se puede apreciar claramente a lo lejos la torre de televisión. Un monumento referente a la hora de hablar de Berlín. En comparación, sería lo que la Torre del Big Ben en Londres.

— Eso te importa... ¿Por qué...? –alargo mi oración denotando la voz de fastidio con la que salen mis palabras.

— Porque soy tu hermana –responde de forma seca.

Veo a Valentina pararse justo a un lado de mí y me extiende su mano, yo ruedo mis ojos.

— ¿Qué? ¿De verdad esperas que te dé mi trago? –bufo.

— Es eso, o yo te lo quito por las malas –advierte.

No tengo tiempo ni paciencia para esto, no quiero inmiscuirme en una discusión con mi hermana y mucho menos escucharla alterada. Suficientes problemas tengo en los cuales pensar. Por lo que solo le doy el vaso medio lleno con licor. Ella respirando hondo lo acepta y luego me da unas palmadas en mi hombro.

»—Ve a sentarte, hay muchas cosas que tienes que contarme –ella vuelve a caminar, yo me doy la vuelta y me dirijo a mi silla —no, siéntate en el sofá. Debemos tener una charla de hermanas y para eso, debes estar cerca de mí –pongo mis ojos en blanco.