Bañarse con agua tibia había sido una buena experiencia, se sentía más tranquilo y relajado y tenía ganas de dormir un poco más
Se envolvió en una toalla y salió para encontrarse con sus damas de compañía, quienes ya le habían preparando un vestido verde azulado, joyería y maquillaje
—¿Podrían salir?— les pido —yo deseo vestirme solo, por favor
—¿Esta seguro majestad?
—No hay problema
Una vez las chicas estuvieron fuera, el menor se dejó caer en su cama y se envolvió en las suaves cobijas, sintiéndose nuevamente cálido y relajado, listo para dormir un poco más. Pero justo cuando su cuerpo comenzaba a sentirse liguero y dejar de percibir su alrededor escucho las puertas abrirse, aunque eso no se inmuto. Quería seguir descansando, por alguna razón se sentía tan ligero como una pluma y aquella, era quizás la mejor sensación del mundo para él
—Oi ya levántate
Izuku se mantuvo en silencio, el cansancio volvió a invadirlo y cuando finalmente podía ver sus sueños, sintió que lo sacaban de la cama
—Levántate— Katsuki le quito las cobijas y lo cargo —tienes que vestirte y comer
—No con vestidos... por favor— se apego más al pecho del rey pecho en busca de calor que le había arrebatado —no vestidos
—Como desees— lo sentó en la cama y abrió el closet sacando su propia ropa —ponte esto— colocándose de rodillas dejo las prendas en el regazo del omega
—Gracias, Alteza
El conjunto de ropa consistía en una camisa de cordones en el pecho, pantalones de piel que le quedaban un poco grandes y botas de cuero igual de medida algo grande, pero sin duda eran del agrado del pequeño omega
—Es cómoda, muchas gracias
—Si ajustas esto se vería mejor— se acercó y amarro los cordones de su pecho para que se ajustará a su cuerpo y no se le cayera —Te ves adorable— junto sus frentes y observo sus verdosos ojos oscuros
—Tengo hambre, Alteza ¿puedo comer?— se aparto y espero a que el rey le diera permiso a ir a comer
—Deja de pedir permiso, eres mi esposo y tienes la misma autoridad que yo
—No se si eso sea correcto— le miro a los ojos —no lo tome a mal, pero no le recomiendo que confíe en mi, usted no sabe si puedo traicionarlo o acabar con usted con la autoridad que usted me está dando
—¿Serías capaz de hacerlo?
—Por supuesto que no
—Entonces no tengo porque desconfiar de mi esposo
—¿Aun si esto fue arreglado?— alzó su mirada —¿aun si yo solo soy una moneda de cambio?— agacho su cabeza y espero la respuesta del rey
—No eres una moneda de cambio— Katsuki levanto con cariño su rostro y acaricio sus mejillas —eres mi esposo, y como mi esposo tú tienes mi total confianza
Katsuki reprimió su desconfianza, pues aunque el omega tenía razón y no debía de confiar en nadie por el bien de su reino, pero por el bien de ambos debía de empezar a creer en el menor. Además no veía capaz al omega de traicionarlo, pues Hisashi lo habia torturado más allá de los limites imaginables, y estaba seguro que no le guardaría ni siquiera respeto a su propio padre
Caminaron por los pasillos en silencio, hasta llegar al comedor donde ambos se sentaron frente a frente en la amplia mesa. Los platillos fueron puestos en finos platos de madera tallada y cristal pulido
Izuku se sirvió un cuenco de arroz que acompaño con un trozo muy pequeño de salmón
—Come— puso un gran trozo de carne de cerdo en su cuenco
—Es demasiado
—Entonces no te levantarás de aquí hasta que termines
Izuku bajo su mirada a su plato, jamás había comido un gran pedazo de carne, sólo las sobras que aún quedaban en los huesos. Sintió su boca babear antes de tomar un buen trozo y comerlo; era jugosa, el sabor más delicioso que había probado en su vida
Disfruto su platillo con pequeñas mordidas e incluso chupo sus dedos cuando terminó, se sintió avergonzado por haber hecho aquello, pero incluso Katsuki devoraba la comida sin preocuparse por los modales ante la mesa
—Gracias por la comida— agradeció juntando sus manos
—¿Quieres algo dulce?— pregunto mientras aventaba un hueso a la bandeja de plata y se lamia las manos
—¿Qué es dulce?
—Es algo... es...— Katsuki trato de explicar que era lo dulce —no preguntes, solo pruébalo— le hizo el ademán a una sirvienta para que se acercara
—¿Diga su Alteza?
—Trae un par de pasteles o galletas, lo que sea pero que sea dulce
—En seguida Alteza— la femina asintio a la orden, pero antes de que pudiera retirarse Katsuki la detuvo
—Olvídalo, llevare a mi esposo para que sea lo que el escoja— ofreció su mano al mejor para que lo acompañará —ven conmigo
Caminaron a la cocina hasta entrar, había muchos aromas sumamente deliciosos
—Sus majestades ¿que les servimos?— un cocinero se le acerco con una reverencia y espero atentamente las ordenes del monarca
—Muéstrele a mi omega la variedad de postres del día
El cocinero se reverencio y despues le pidio a Izuku que lo siguiera, despues, frente a él y en una gran mesa de madera fueron depositados una gran variedad de pasteles, galletas, panes y dulces. Pero al ver como ninguno de dichos postres lo cautivaba realmente, el jefe de cocina dio la orden de preparar algo más, algo dogno de la reina
Izuku observo como todos se movían de manera coordinada para cumplir la orden del jefe; todos se movían de manera sincronizada de un lado al otro, hasta que una bolsa cayo de lado, derramando su contenido en una cacerola que estaba puesta en el fuego. Un aroma llegó a su nariz, era agradable y algo amargo, pero se extraño al ver a varias personas mirar con decepción y vergüenza la cacerola en la cual había un extraño líquido de color ámbar
—Se ha echado a perder, será mejor tirarlo— escucho los murmullos de los cocineros
—Esperen— Izuku los detuvo y con una cuchara de madera tomo algo del azúcar quemada, el liquido poseía un aroma peculiarmente familiar, sin recordar dónde lo había olido antes
—Sukkertøy— susurro para si mismo, soplo un poco hasta que se endureció y se lo llevó a la boca
—¿Izuku?— el monarca observo al menor chupar con emoción la cuchara con azúcar quemada —¡no comas eso, te hará daño!
—Ya lo había comido antes— saco la cuchara ya sin dulce y volvió a meterla en la mezcla hasta sacarla rebosante de dulce —solo que no recuerdo en donde
—¿Qué es eso?
—Sukkertøy— con el dulce aun en la boca pensó en cual podría ser la manera de llamarlo en la lengua del rey —cara... melo
—¿Te gusta?
—¡Es rico!— saco el dulce de sus labios y miró a los ojos del rey —¿pueden guardalo por mí?
—¿Estas seguro?
—Si— inclino su cabeza —por favor se lo pido Alteza
—Como desees— y dio la orden de que lo guardarán como pequeñas bolitas ya endurecidos en un jarrón de cristal
—Le agradezco el favor, Alteza— el menor le regalo su mejor sonrisa, y aunque se notaba más natural, podía ver que se forzaba demasiado en expresar felicidad

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OJOS VACÍOS //KATSUDEKU//
FanfictionUna guerra es declarada por Hisashi, rey y gobernador del reino del Norte, sin embargo, al ver a su ejército derrotado y acabado por los feroces dragones del reino del Sur. Ofrece a su hijo mayor como una alianza entre ambos reinos, un matrimonio ar...