Bang Chan pensaba que su vida era buena y que siempre iba a ser así, pero ¿qué pasa cuando aparece aquel chiquillo que lo hace enloquecer?...tal vez ahora su vida es aun mejor.
"Dɪᴏs, ᴘᴇʀᴅᴏɴᴀᴍᴇ ᴘᴏʀ ᴇsᴛᴇ ᴘᴇᴄᴀᴅᴏ ǫᴜᴇ ᴇsᴛᴏʏ ᴀᴘᴜɴᴛᴏ ᴅᴇ ᴄᴏᴍᴇᴛᴇʀ..."
✞ Pare...
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Bang Chan llego a la iglesia de nuevo. Era un nuevo día, necesitaba aclarar muchas cosas. El amaba a su esposa y lo sintió la noche anterior, vaya hipocresía.
Entro con una sonrisa y saludo a todos amablemente, se dirigió a su alcoba asignada para así hacer sus deberes del día. Cuando entro a esta no contaba con encontrarse a ese chiquillo, este está sentado en una silla de por ahí y en cuanto lo vio entrar, sonrió.
—Chan...— no pudo terminar ya que Bang Chan lo interrumpió.
—Joven Kim Seungmin, es una falta de respeto que entre a sitios sin autorización alguna. Retírese. — dijo Chan con un tono autoritario.
Seungmin frunció el ceño y soltó una risa nerviosa.
—¿Chan...?.
—Sacerdote Bang Chan. —corrigió — muestre mas respeto y ahora retírese.
Seungmin no lo podía creer, ¿esta soñando? ¿Eso era un sueño? No, era una pesadilla.
Seungmin miraba como aquel sacerdote en frente de él le lanzaba una mirada frívola. ¿Algo había echo mal?.
—No me puedes tratar asi después de lo qué pasó ayer. ¿Que te pasa?— dijo Seungmin y se acercó a Chan, tomándole de la mano.
—Lo que según tú crees qué pasó ayer, fue un error. Fue algo que nunca debió pasar, así que por favor, aléjate de mi. — con eso que dijo aquel sacerdote, retiró su mano y se dispuso a salir de aquella alcoba.
Kim no se lo permitió y lo abrazó de la espalda.
—no quieres esto, Bang Chan. Yo se que no lo quieres, tú me quieres a mi. No reprimas tu deseo. — le besó el cuello y Chan se perdió ante aquel toque.
Pero la voz de su mujer y los te amo aparecieron en su mente. Empujó a Seungmin.
—¿Que no entiendes? Yo nunca me podría fijar en alguien como tú. Tengo una vida hecha. Tengo una esposa e hijos que amo con toda mi alma. Tengo mi vida ya realizada y nunca la cambiaría por alguien como tú.
Bang Chan lo mirada con enojo, pero bien sabía que no era para el joven, era enojo consigo mismo, odiaba ser tan débil y que aquel toque que recibió lo debilitara.
Seungmin rio, rio con tanta amargura que no se podía explicar. Rio por que aquel hombre enfrente de él era un idiota que no sabia lo que hacia.
—Anda, Bang Chan. Sigue engañándote a ti mismo, sigue siendo el mismo idiota.— escupió Seungmin con amargura y una sonrisa en el rostro. — Sigue tu ridícula vida que haz creado.
Un portazo sonó en aquella habitación y con ello dada finalizada aquella conversación. Bang Chan aun miraba el lugar donde estaba Seungmin segundos atrás, quería llorar. Se sentía tan impotente, pero nada debía cambiar.
