Única parte

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La noche, oscura y pacífica, que posee un fulgor oculto en la inmensidad que se asemeja a una enorme tela negruzca compuesta de infinitos destellos resplandecientes a millones de kilómetros de distancia, mantiene quieta a la luna entre un par de nubes permitiendo que alumbre limitadamente a los mortales.

El resplandor de las estrellas centellea presumidamente al resaltar entre el plano liso que ahora es protagonista, y éste sólo llega ser percibido por un par de jades indagantes en cuanto Harry sale del auto y una brisa fresca le sacude los hombros por encima de su abrigo que, convenientemente, coincide con el color del manto que ahora le regala apenas un par de constelaciones desgraciadamente invisibles que son opacadas de manera injusta por el humo denso de la ciudad.

Su camisa se asoma entre una abertura que aparece por encima de su pecho al dejarse los botones desabrochados, provocando que la prenda inferior deje relucir un bordado plateado en medio al rodear el cuello en un precioso patrón que contrasta, nuevamente, con la oscuridad de su vestimenta.

Considerando el tiempo del día y el clima usual en la zona, el omega debería sentir aunque sea un poco de frío dadas las circunstancias. Sin embargo, se percibe fresco y se alegra de haber compuesto un atuendo tan magnífico para la ocasión. No muy ostentoso, pero asegurándose de seguir llamando la atención sin ponerse en ridículo total. Acentuando las partes correctas de su cuerpo con una camisa que le queda a la medida y que resalta notablemente su blanca piel. Complementando con unos pantalones ajustados que no le aprietan en lo más mínimo y que simplemente cumplen con el propósito de mostrar el deleitable contorno de sus largas piernas aun y si por el momento no hay ningún andar al cuál prestarle atención.

Sus rizos se enrollan en su nuca en remolinos pequeños que se esparcen por toda su cabeza sin alguna retención de por medio ya que ha comenzado a dejar crecer su cabellera. Escondiéndose tras sus orejas, marcando el borde de su frente, formando bucles que no le llegan ni a la barbilla, pero que se amontonan unos con otros para crear una composición verdaderamente única. El enmarque más adorable y hermoso para un ser merecedor de ello.

Un suspiro quedito se le atasca cuando el viento le sopla burlón en las mejillas, y Harry por inercia gira ligeramente su rostro hacia el auto en el que hace un minuto ha estado, en busca de alguna señal del hombre que no sólo ha sido su conductor, sino que también resulta ser su pareja, para tratar de atrapar su mirada y así cuestionarle sobre si ya es hora de entrar al estruendoso club nocturno que en ese momento emite luces coloridas además de un eco prominente que le hace sonreír con anticipación.

Tal como siempre ha sido, obteniendo todo en bandeja de plata ante la mínima señal de descontento o impaciencia, el cabello ondulado de Grant aparece cuando sale del vehículo y su postura se yergue mientras sus manos encuentran el camino hasta el cuello de su camisa para acomodarlo.

Sus ojos jade se pegan instantáneamente a la sonrisa que tiene a medida que se acerca a él, y Harry no puede reprimir la espiración risueña que se le escapa cuando el adverso logra plantarse frente a sus narices y le dedica una mueca ladina que deja ver apenas un poco de sus dientes superiores.

Grant es guapo, atractivo como suelen ser los de su casta. Un alfa con cejas gruesas de un color café clarísimo y nariz perfilada que en realidad se asemeja bastante a la suya. Dueño de una piel clara que desprende un olor a menta y eucalipto que es deleitante y que usualmente le hace salivar un poco cuando se intensifica y se vuelve imposiblemente irresistible para su lobo una vez las caricias aumentan y se permiten gruñir juntos en la unión inevitable de sus cuerpos.

Harry lo quiere a reventar y quizás de vez en cuando se pregunta si el contrario siente las mismas mariposas desenfrenadas en sus entrañas cada que se besan o si incluso le tiene un afecto mucho más fuerte de lo que él se imagina.

Single. ➤ larry osWhere stories live. Discover now