Inesperado

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Los personajes no me pertenecen, son de la gran Rumiko Takahashi. Esto es sin fines de lucro solo diversión por y para los fans.

—O—

Akane cepillaba su cabello frente al espejo en su alcoba, no podía dejar de pensar en lo que había hecho, regresar a buscarlo quizás no había sido la mejor de las ideas. Y todavía él se le insinuaba, sutil pero lo hacía. Recordar su dedo deslizándose por la comisura de su boca hacía que sus mejillas volvieran a colorearse...

—Pff, ¿desde cuándo me pone nerviosa Saotome? —se preguntó en voz alta.

No obstante eso no había sido todo, durante el camino de regreso este no soltaba su mano. Y aunque ella intentó zafar una sola vez, este se encargó de que sus delgados dedos no se escaparan...

—Ranma —habló ella con reproche.

—¿Qué? —preguntaba haciéndose el desentendido.

—No lo hagas, ya lo hablamos ¿no? —decía Akane con la intención de no herir su orgullo.

—Lo sé, lo tengo claro pero ¿qué tiene de malo? Me gusta tu mano, es pequeña, delicada, suave; me niego a soltarla.

La menuda chica enarcó una de sus cejas con seriedad, ¿qué significaba eso? ¿Acaso no entendía que no podía corresponderle?

—Eres muy testarudo Ranma —soltó ella un poco cabreada viendo su mano firmemente tomada por la suya.

—Sí, seguramente tu "aminovio" ni siquiera te ha dado la mano... debo ser más rápido que él sí quiero que te fijes en mí ¿no crees?

—¡Ranma! ¿Qué sabes tú? —cuestionó echando humitos por la nariz.

—¡No puede ser! —gruñó sin soltarla, debían bajar del autobús y ahora ambos estaban molestos pero igualmente con las manos entrelazadas se levantaron para llegar hasta la puerta.

Una vez abajo la discusión continuó...

—Ya dímelo, necesito saber...

—No te diré nada Saotome, eres un engreído —recalcó ella mirando para otro lado.

—¿En serio no tengo chance Akane? —preguntó de súbito haciendo que ella le prestara atención otra vez.

—Me iré de Japón, ¿tú qué crees?

—Entonces solo te niegas porque no vivirás aquí, pues me voy contigo, yo te seguiría a dónde sea —soltó dejándola estática.

—Ranma no digas esas cosas, además si tu mamá nos ve de la mano se hará otro mal entendido.

—Mi mamá sería feliz si tú y yo fuéramos más que amigos.

—Exacto, eso somos, amigos.

En ese momento los dos se soltaron, Akane se despidió yéndose hasta su casa pero este le gritó un fuerte y claro "Por ahora"

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Y de nuevo frente al espejo, ella se preguntaba cuando acabaría con ese sentimiento. Porque en el fondo de su corazón, no quería verle sufrir y mucho menos por ella.

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El regreso al instituto estuvo muy cuestionado, Akane lo único que deseaba era terminar pronto con esa etapa de su vida, por otro lado tenía temor, no quería que le hicieran lo mismo otra vez. Además Nabiki se había encargado de poner en regla literalmente al director del instituto; ¡Haré cerrar Furinkan! Dijo la castaña golpeando la mesa, no sin antes desprestigiarlo y hundirlo en la miseria. ¿Podía hacerlo? Claro que sí, la mediana de los Tendo tenía buenos contactos ahora que era adulta, y económicamente le iba de maravilla. Tenía poder y dinero como para arruinar por completo al instituto que la vio crecer en su adolescencia. Aun con todo, ella no se daba por vencido con saber quién le había hecho daño a su hermana pequeña, solo que investigaría por su cuenta.

Farolitos de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora