CAPITULO 20

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Cómo si se tratará de un reloj descompuesto, repitió la misma palabra una y otra vez antes de volver a llorar.

Helena se secó de nuevo las lagrimas con el dorso de la mano, sin embargo cuanto más trataba de detenerse más lagrimas caían. Helena se golpeo la cabeza una y otra vez como un niño que se castiga así mismo.

—Lloro con demasiado frecuencia, no debería ser así...lo lamento, lo siento.

¿Por qué estás llorando? Cuando era una niña, no se me permitía estar triste cuando mi madre me castigaba. Se que no es bueno eso y también sé que, en circunstancias poco razonables las lagrimas suelen usarse como una forma de evitar la situación.

Sin embargo, odiaba cuando mi madre trataba de controlar las lagrimas que brotaban sin que me diera cuenta. Las lagrimas no siempre deben de estar justificadas.

Seguía sin agradarme Helena Antlebloom. Creo que es demasiado ingenua, débil y tonta, pero cuando la veía luchando para contener sus lagrimas frente a mí, me di cuenta que la estaba malinterpretado.

Sobre que no tenga ninguna pena, que será feliz tal y cómo es; incluso si sus manos están ilesas, no significa que no tuviera heridas en su corazón. Pero no podía soportar abrazarla incluso si me daba cuenta de eso, para salir de ese mundo algún día debía de clavarle un cuchillo.

—Esta bien... esta bien que llores.

Al menos podía decir esas palabras ¿verdad? ¿eso sí era posible?

Salí a caminar para poder sentirme mejor, pero al ver Helena llorar hizo que me sintiera peor. En momentos cómo este, uno debe de usar el poder del alcohol.

Me senté un una banca cercana y llamé a alguien para que me trajera una bebida.

—Anakin, trae un poco de alcohol.

No pasó mucho tiempo desde que lo llamé y no pude decir el tiempo exacto ya que no tenía reloj, pero debió de ser menos de cinco minutos.

Se acercó a mi con una copa de vino en una mano y en la otra un pequeño plato. Tome el vino espumoso y le pregunté con un gesto en dirección al plato.

—¿Qué es eso?

—Esto es...

Era un pequeño canapé que se desató de la tela, mirar la forma ligeramente distorsionada me hizo sonreír.

—¿Lo trajiste aquí para comerlo? Deberías de tomar algo mas deliciosos. Vi muchas cosas antes.

—No. Creo que no ha comido nada.

Fue divertido y admirable que no me permitieran beber con el estomago vació. Sentí que estaba viviendo la "vida social" que experimente cuando estaba en Corea. Debes de decir hola y gracias por la comida. De repente me dio algo de hambre.

Cómo estuve saboreando el canapé por un rato Anakin me preguntó si quería más y sacudí mi mano de manera avergonzada.

—No, es suficiente, de todos modos no tengo mucho apetito y me dolerá el estomago si cómo más ¿No trajiste algo para que bebieras?

—No puedo beber si estoy en el trabajo.

—¿incluso si te lo ordeno?

—Si es una orden beberé, pero no creo que sea un tema importante cómo para que lo ordene.

Al ver su expresión tan seria de repente quise molestarlo un poco.

Levanté su barbilla con un dedo y sonreír con determinación.

Las extraordinarias aventuras de una dama suicida.Where stories live. Discover now