CAPITULO 22

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Cuando crucé la cabina de primera clase y abrí la puerta entre las instalaciones de conveniencia, las miradas se centraron en mí. Algunas personas me miraron abiertamente, otras incluso silbaron.

Era graciosos ver esas mirada que se derramaban en mi con solo un poco de maquillaje y que mi ropa fuera diferente. Si estuviera con el aspecto de siempre de Eris ni siquiera me mirarían de esa forma.

Cruce el pasillo tratando de no enojarme.

Al avanzar al siguiente compartimento, las miradas aun estaban puestas en mi, incluso hubo personas que de manera descarada trataron de tocarme, pero con con ingeniosos movimientos los evite para pasar de largo.

Uno de ellos me miró y le susurró al hombre que estaba a su lado. El hombre que estaba escuchando asintió, pasó a mi lado y se dirigió al compartimento trasero.

De manera instintiva, supe que eran las personas que el marques había plantado. Mi corazón se sentía ansioso por lo que avance de manera más rápida y el hombre que susurro antes se puso de pie para comenzar a seguirme. Mis manos estaban sudorosas y con voz baja, de manera que pareciera una expresión casual comencé a susurrar.

—Anakin uno de los cómplices va al compartimento de primera clase, dile que me estoy lavando y apresúrate a llegar al compartimento de segunda clase.

Anakin podía escucharme pero yo no, así que no estaba del todo segura de que me hubiera escuchado de manera correcta. Por si acaso no dejé de caminar ya que confiaba en que me escuchó y aunque abrí la puerta de la cabina de segunda clase, el hombre todavía me perseguía.

Tenía prisa, por que parecía que estaba por agarrarme y darme la vuelta ¿Ya viene Anakin? Si ese era el caso ¿en donde vendría? Nuestros pasos resonaron en la cabina.

Los pasos del hombre se acercaban cada vez más a mi y mi cabeza comenzaba a dar vueltas.

Abrí apresuradamente la puerta de cualquier habitación. Fue imprudente, pero no lo pude evitar, sea quién sea el que este adentro, es mejor que ser atrapada por lo hombres del marqués.

Cuando abrí la puerta, de manera sorprendente fue Anakin quien me veía a los ojos.

Debió de haber venido corriendo, ya que respiraba un poco agitado y por fortuna el propietario de esa habitación parecía estar en otro lugar ya que estaba vacío.

De manera apresurada le susurré.

—¡Bésame!

—¿Qué?

—Solo pretende que lo estas haciendo. Vamos.

Tan pronto como terminé de hablar, tiré del cuello de Anakin y envolví mis brazos en su cuello, Anakin me ayudó al colocar sus brazos al rededor de mi cintura.

Tenía mi cabeza inclinada y mis labios ligeramente abiertos. Pero no me besó, así que moví mi propia boca para fingir que lo besaba. Para ser honesta estaba un poco avergonzada por lo que no pude besarlo, además de que no quería obligarlo.

En vez de juntar nuestros labios nos miramos. A una distancia tan cercana que podríamos tocarnos en cualquier momento, nuestras respiraciones comenzaron a mezclarse. Anakin levantó uno de los brazos que sujetaban mi cintura y con cuidado colocó su mano en la parte posterior de mi cabeza. Paso a paso entré por completo a la cabina y Anakin retrocedió para adaptarse a mi.

Hasta ese momento, pensé que el color de los ojos de Anakin eran marrones, pero al verlo de cerca, pude ver que eran más claros y brillantes. Era un color sutil que cambiaba según la luz.

Las extraordinarias aventuras de una dama suicida.Where stories live. Discover now