Capítulo 30

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Tres horas más tarde, sentado en una silla frente al escritorio de la biblioteca de la mansión de Jungkook,  Jimin  repasaba con atención las anotaciones del libro de cuentas que tenía abierto en el regazo.   Desde la silla de enfrente Jungkook lo observaba con disimulo.

Después de comer habían regresado por el bosque. Durante el trayecto,  jimin había mantenido su habitual compostura, respondiendo cuando Jungkook le dirigía la palabra, pero tratándolo por lo demás como si fuera cualquier otro Alfa. Si bien era cierto que no lo había tratado con el desprecio que trataba a sus otros pretendientes,  también lo era que no lo estaba tratando para nada como el hombre con el que había compartido el lecho la noche anterior. 

Jungkook  había pasado suficientes noches con omegas para saber cuál era la reacción previsible al día siguiente. Jimin no se comportaba como ellas.  La irritación le rugía por dentro y también la frustración.  Había renunciado a seducirlo para que le revelará todo y sin embargo debido al temerario comportamiento del Omega, ahora parecía que hubiera hecho justo eso. 

La verdad era que jimin había sido una tentación para él. No era su culpa que se hubiese presentado por la noche en su casa.  ¿Qué se suponía que debería haber hecho? ¿hacerle una reverencia y acompañarlo hasta la puerta para que se fuera?

Reprimiendo un bufido, Jungkook trató de concentrarse en las notas que tenía delante.  Le fastidiaba reconocer qué había utilizado la curiosidad del Omega en relación al sexo como pretexto para hacerlo suyo, cuando la verdad era mucho más profunda y compleja.   La situación y Jimin  habían conspirado contra él, esa era la cruda verdad. La impetuosa urgencia de poseerlo precipitaron  su  caída.

¿Porqué lo había seducido? porque lo deseaba y lo necesitaba como el oxígeno sus pulmones.  Sí se lo decía, Jimin reaccionaría con incredulidad y pensaría lo peor.

Posó su mirada en Jimin,  procurando que no lo notara,  por lo menos estaba allí,  a salvo y de momento ocupado.

Jimin  había revisado las habitaciones de arriba, pero el maldito escritorio no aparecía por ningún lado.  Había regresado desanimado, dispuesto a marcharse a su casa. Jungkook le había sugerido que revisara los libros de cuentas de Ho-seok  para ver si había vendido el mueble y así lograr que se quedará un rato más. Él también estaba repasándolos, en busca de algún registro que pudiera guardar relación con la misteriosa pieza que Ho-seok había querido enseñarle y  tampoco había encontrado nada.

Jungkook fijó de nuevo la vista en el tranquilo semblante de Jimin. Definitivamente no le gustaba que lo clasificara junto con sus otros pretendientes.  Esos Alfas  que lo querían por motivos de índole material o social.  Él no tenía esos motivos.  El hecho de que jimin creyera que era como ellos,  le molestaba mucho, y doblemente porque desde el punto de vista de Jimin, él había utilizado su condición de Omega para seducirlo, y seguro pensaba que se había aprovechado de sus emociones,  de su curiosidad y de todas aquellas cualidades que los demás no sabían valorar.

Aún cuando Jimin no lo hubiera acusado de tal cosa,  le desagradaba la idea de que en su interior  lo hiciera.

¿Cómo iba a hacer para corregir aquel malentendido?.  Sólo había una respuesta. Puesto que lo había seducido con éxito una vez tendría que hacerlo de nuevo.  Ahora la vara se hallaba más alta.  Conquistarlo era un reto más difícil.  La idea lo hizo sentir mejor, a él le gustaba los desafíos.

Al volver la mirada, se dio cuenta que había estado mirando la misma hoja desde que jimin había entrado en la biblioteca. Reprimiendo un suspiro, se decidió a revisarlo.  Minutos después apareció el mayordomo en la puerta.

- El señor Silas desea hablar con usted señor,  ¿le digo que usted está ocupado?

- ¿Silas?- Jungkook miró a Jimin- hazlo pasar.

 Educando un Omega Where stories live. Discover now