Capítulo 9

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Hyukjae tenía una reputación como alfa, o mejor dicho, el ser un alfa le daba una reputación. Una que se desmoronó ante el incidente de la montaña, ese sería el nombre que tendría de ahora en adelante porque se negaba a narrar toda la situación tan bochornosa. Que entrará en celo por un beta, el celo estaba diseñado biologicamente para aparearse, no podía suceder por un beta, no tienen aroma y mucho menos por un varón.

Eso sería guardado en su memoria y tratar de fingir que jamás sucedió, al igual que la conversación del hospital. Si creía que Hana Park amaba burlarse de él y sus desgracias, Lee Donghae estaba cerca de hacerle competencia. A pesar de ello, debía de mostrarse como lo que era, un alfa orgulloso, seguro y encantador.

Por ello, en cuanto llegó al club se cambió de ropa. Camiseta y pantalón blanco, listo para el tenis. Savo su teléfono y guardo el número a nombre de Donghae, había olvidado hacerlo, claro que no tenía precisamente el nombre de este.

—Realmente no creí que lo vería—La voz engreída del rubio lo hizo sonreír, se giro para verlo con ese gesto de autosuficiencia en su preciosa cara.

—Realmente fuiste tan ingenuo para creer que te dejaría ir tan fácil—Sonríe mientras se acerca a el.

—Tuve la esperanza—Sonríe mordaz, la lengua se asoma entre sus labios y es tan adorable y sexy a la vez. No lo entiende.

—Tú fuiste quien me llamo—Se encoge de hombros. Hyukjae cree por un momento que lo ha atrapado, Donghae luce sorprendido por unos segundos pero se recompone rápidamente, gira el rostro hacia la enorme cancha de tenis que curiosamente se encontraba desierta.

—Es entretenido estar contigo—Responde con simpleza, se da la vuelta y camina hacia la cancha con el alfa tras el.

Hyukjae se siente de regreso al colegio ¿Entretenido? Había pasado de "no quiero verte de nuevo" a que lo invitara al tenis porque era entretenido. No pudo evitar sonreír, le gustaba ese carácter. Deslizo su mirada por el cuerpo del otro, su espalda amplia, los músculos ocultos bajo la ropa, asomándose tímidamente, las piernas fuertes, la piel dorada por el sol y el cabello rubio platinado, cuidadosamente peinado para que pareciera "casual", al alfa le gustaba ese tipo de esmero que las personas ponían por sí mismas.

—Entonces señor Lee ¿Ya no le importa lo que digan los medios o si nos ven juntos?— Acelera el paso hasta estar a lado del beta, quien no lo ve pero si suspira.

—Son un dolor de cabeza, no lo niego pero a veces hay que aguantarlos en casos excepcionales.—Abre la reja y entran, rodean las gradas. Van hasta la cancha donde todo parece preparado para una partida.

Hyukjae siente como las comisuras de sus labios se jalan hacia arriba, como hay una sensación cosquilleante dentro de él. Resulta, de alguna manera, bueno.

—¿Casos excepcionales? Imagino que se refiere a nuestra relación laboral—Concluye, permitiéndose sonreír con soberbia.

El beta se detiene abruptamente, como si apenas fuera consciente de las palabras del hombre y de lo que significan. Ve las mejillas tornarse de un suave rosa y el alfa se siente triunfante por alguna razón.

—Claro—Concede Donghae, sin lucir del todo seguro.—Nuestra relación laboral.

No había sentido en esas palabras pero Hyukjae lo dejo ser, si tanto importaba su relación laboral no le habría llamado, pero ahí estaban. A punto de jugar tenis en una de las citas más deportivas que había tenido, después del "incidente en la montaña". Entonces ¿El era un caso excepcional? ¿Qué hizo para que el beta lo considerara así? Para hacerlo de nuevo.

Una pelota verde fosforescente paso a lado de su cabeza, a centímetro a decir verdad. Parpadeo confuso y alzó la vista para ver a Donghae tomar otra y lanzarla en su dirección. La esquiva pero el beta toma otra, la lanza al aire y la golpea con fuerza hasta, entonces Hyukjae comprende que el juego ha iniciado.

El alfa tarda casi diez minutos en encontrar el ritmo, Lee Donghae es un contrincante agresivo que ataca, directo a derrotarte, no hay sutilezas, calentamiento o burla. Es preciso en el arte de la guerra, atacar y exterminar ¿Así sería para todo en la vida?

Hyukjae solo se siente más atraído y curioso por el resto de lo que era el beta, solo conocía una parte superficial de él, pero lo que dejaba ver le atraía, le llamaba como un susurro suave que hacía eco. Verlo concentrado, agitado y dando todo de sí, reflejado en su rostro, el sudor perlado en la piel dorada, comenzando en la frente, el cuello y la nariz, volviéndose brillante, el cabello rubio empezaba a tornarse húmedo y rebelde, como el dueño.

Hyukjae era un alfa que vencería fácilmente a cualquier beta en cualquier situación. Pero no a Lee Donghae, el no era cualquier beta. Era uno que podía romperle la cara y dar pelea, uno que había ido más allá de su naturaleza neutra para ser una fiera competitiva, no una imitación de alfa impulsivo sino un beta poderoso, controlador y frío, que tenía todo pensado, que parecía que sólo se amaba a sí mismo. Eso era una maravilla de ser, una criatura extraordinaria que se convirtió en la mejor versión de si misma.

Hyukjae perdió, por primera vez en sus treinta y seis años de vida había perdido algo, ni cuando sus padres le prohibieron casarse con una alfa perdió, ellos pagaron la boda. Perdio ante un beta de veintiocho años, ante un rubio de sonrisa soberbia de "lo se y lo sabes, soy el mejor" y maldita sea, eso solo lo hacía querer comérselo a besos.

—¿Te herí el orgullo?—Pregunta con tanta arrogancia que solo hace quererle más cerca, con esa chispa en sus ojos y esa energía que desprende.

Hyukjae se acerca a el y le besa, no le importa si ahora termina con una bofetada pero no puede evitar caer en los encantos de la fuerte personalidad del rubio. Le cautivaban las personas poderosas, su hijo fue concebido después de que Hana ganara un caso en el que trabajo seis meses. No quería imaginar como sería cuando viera al beta en una reunión de trabajo, en su hábitat natural, en su dominio con todo bajo su poder y control. Era...encantador.

Se separo del beso, viendo los ojos avellanas y la mirada fija. Parece confuso y extrañado pero rápidamente vuelve a sonreír con soberbia.

—No estuvo mal.—Se da la vuelta y regresa a su lugar por otro partido. Faltaban dos horas para ir por su hijo, quizá conseguiría otro beso y un caramelo para BonHwa, estaba tan alegre que tenía demasiada energía, tanta como para lidiar con el pequeño hiperactivo.

En Contra De La Naturaleza - Eunhae - [AlfaXBeta]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt