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La puerta estaba cerrada, no había ventanas, solo un baño tan diminuto que solo entra una persona en el, solo teniendo a duras penas una ducha, excusado y lavamanos dentro.

Después de tomar un baño y ponerte encima la ropa nuevamente, decidiste pensar en un plan.

Tenías 2.

Esperar a que alguien nuevamente entre por esa puerta, esperar desde un lado de la entrada y meterle un putazo con algún objeto. Se desmayaba y Salías feliz de la vida hacia tu libertad.

Segundo. No hacer nada y solo seguir mirando a aquellos tipos que parecían monumentos hermosos, gozar de la vista y tal vez de algo más con ellos. Esperar a que Asahi se digne a llegar a un acuerdo con esta gente.

Aunque el segundo plan estaba gustándote más, pensaste que pasar mucho tiempo en esa habitación iba a ponerte loca, solo querías salir.

—Pues será el plan A —suspiraste.

Era fácil, súper fácil, solo era noquear al próximo que entré de un putazo, luego decir una frase mamalona y escapar por la puerta grande como toda una diosa, como dije, súper fácil.

Lo difícil o mejor dicho aburrido, fue esperar a que alguien se dignara a venir, no había señal de que siquiera estuvieran pasando por ahí, no se oía nada. Maldijiste mentalmente a todo mundo, hoy verdaderamente no era tu día.

Llevabas en la mano algo que pensabas iba a servirte, era una pequeña lámpara la cuál estaba en la mesita de noche, pensabas dar el primer golpe con eso.

Tenías la espalda pegada a la pared, justo a un lado de la puerta, tu respiración era incontrolable, tu corazón latía sin control. El miedo era una sensación horrorosa y excitante a la vez, tu piel se erizó, tu mandíbula se tensó, todo en tu cuerpo estaba petrificado.

Alguien acababa de tomar la manija de la puerta, escuchabas como la llave era ingresada, pasaste saliva, tomaste fuerza en tus manos y finalmente se abrió.

En cuanto visualizaste a la persona nueva en la habitación, estrellaste la lampara contra su cabeza, lo hiciste con todas las fuerzas que tenías, todo se paralizó para ti, esperabas atenta una reacción de su parte.

Pero nada.

Quien había entrado era el chico pelirosa de la fiesta, el que te había traído aquí desde un inicio. Giró a verte después de ser golpeado, una ligera gota de sangre recorrió un lado de su rostro, hasta finalmente caer al piso, estabas aún más asustada que antes.

—Esta es la forma más ridícula que había visto antes de recibir a alguien —apenas termino su frase mostró sus dientes en una sonrisa.

No soltabas palabra, solo podías pensar que él era inmortal o algo así.

Retrocediste en cuanto avanzó hacia ti, no quitaba la sonrisa de su rostro. Tu espalda chocó contra la pared de la habitación, él te tenía acorralada, pensaste que serías golpeada en cuanto movió sus manos, pero solo fue para tomarte por la muñeca.

—Vendrás conmigo.

—¿Que? —sin más te jaló a caminar con él— No puedes matarme, no eres el líder, solo sigues ordenes— soltaste desesperada, pensaste que el golpe lo había enojado.

—Pues es justo el líder quien quiere verte.

—¿Mikey?

Esa noticia fue como un golpe en la cara. Solo pensaste que el líder tomaría la decisión de matarte, pasaste saliva nerviosa.

Mientras caminabas por los pasillos de ese enorme lugar, aprovechaste para contar las puertas de las habitaciones, memorizarte el camino, algo de ayuda.

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⏰ Última actualización: Aug 04, 2022 ⏰

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Ninfómana - Bonten / Tokyo RevengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora