Todoroki era un caso perdido el típico fuck boy, el amor jamás fue su debilidad hasta que apareció "él" si ese hermoso chico rubio, que desde que apareció solo fue para poner su mundo de cabeza, jamás había sentido la necesidad de poseer algo con ta...
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El silencio era aterrador y sepulcral, jamás pensó en verse en aquel lugar tan desolador y caliente, podía sentir como dentro de su ser había una llama que ardía con demasiada intensidad, apreto sus labios ahogando un jadeó, constantes espasmos sacudían su pequeño cuerpo, quería algo mas, abrió sus ojos ligeramente, era incapaz de reconocer algo con esa densa oscuridad , el pánico se apoderó de su ser movió sus manos asustado y desesperado, no quería estar ahí, una risa siniestra resonó en la habitación, continuo forcejeando, pero sus movimientos se vieron limitado por unas ataduras, abrió sus ojos totalmente atemorizado, quería huir de ahí, miró al frente en cuanto una puerta pesada se abrió, se encogió a la espera de lo peor, el sonido de algo pesado y la cegadora luz amarilla cegaron su vista, una sombra se inclino en donde estaba, poco a poco logro distinguir esas orbes heterocromaticas, una sonrisa iluminó su rostro, pero tal y como apareció está se borró son dejar rastro, el semblante del bicolor era aterrador, sus ojos brillaban de irá, se miró a si mismo no comprendia nada, las dudas inundaban su corazón.
-me pediste que te corrompiera, que te hiciera agonizar...he cumplido tus caprichos pero no te veo pedir piedad quizá estoy siendo demasiado blando contigo....- hablo shoto con una voz fría y juguetona, un escalofrío recorrió su cuerpo, alzó la mirada y mordió su labio tratando de no gritar....
Un fuerte golpe resonó en la habitación, sus manos fueron liberadas....
-es hora de jugar pequeño ~
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Shouto dejo de lado todo su orgullo al pedir ese favor, había jurado no volver a ponerse esos broches, después de haber batallado cerca de una hora y dormirse a las tres de la mañana, hubiera podido ser antes pero por orgullosos no dejo que su niño le quitase los broches, pero ver a Katsuki feliz y riéndose valía la pena los jalones de pelo y ahora posiblemente humillaciones que pudiera recibir en la academia, soltó un pequeño suspiro y escondió su sonrojado rojo en el cuello del menor, una pequeña risita inundó el lugar, no se atrevió apartar su rostro de ahí, aspiro con fuerza ese delicado aroma que desprendían Katsuki.
Eran tan delicado y cálido, que podría permanecer allí por una eternidad y jamás se cansaría, su cuerpo se relajo, con delicadeza rodeo la pequeña cintura de Bakugou con sus manos, su corazón se apretujo y un ligero cosquilleo se formó en su estómago, era agradable.
-¿Que te hizo cambiar de opinión?- preguntó con suavidad Katsuki, el soltó un suspiro y se encogió de hombros - anoche estabas quejándote por no poder quitartelos, dijiste que no volvería a usarlos...- comento el menor mientras terminaba de cerrar los tupper de su almuerzo y los metía en una pequeña mochila.
