Día 4: Esencia de margaritas

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Flores.

Mención del Dabishiga.

Rosas, alcatraces, azucenas, girasoles

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Rosas, alcatraces, azucenas, girasoles...

Todas esas flores tan hermosas están decorando la habitación de un pequeño rubio, quien recientemente cursa el segundo año de su carrera universitaria.

Es fin de semana, y Denki se ha levantado con toda la actitud. Hoy decide hacer una de sus actividades favoritas: regalar ramitos de margaritas.

Él mismo las hace con toda la gentileza del mundo. Los detalles pequeños y bonitos siempre le cambian el día a las personas, o eso es lo que su madre suele decirle. Desde pequeño ha amado las flores y sus significados, por lo que, cuando no sabe que decirle a alguien, le da un ramo pequeño con la flor correcta.

Alista su bolsa marrón con sus cosas necesarias, se pone su suéter blanco con un dibujo de amapolas bordado en las orillas y se va de los dormitorios para dar un agradable paseo en sábado.

Todos los transeúntes le regalaban una sonrisa a Denki cuando les entregaba uno de sus ramitos. Sus flores tienen el efecto de felicidad que tanto le gusta, más con los niños.

Justo cuando se aproxima a una esquina, cae de bruses contra el suelo, escuchando carcajadas a sus espaldas.

—Miren, a la mariposita le falló el vuelo.

Que mala suerte. Hoy se tuvo que topar con los chicos groseros de la universidad rival, entre los cuales está su ex amigo Minoru Mineta, quien lo botó de su círculo de amigos en cuanto supo de su bisexualidad.

Además del cabellos morados, también se encuentran Camie, una estudiante de dudosa reputación sexual, Seiji, un traficante de sustancias, y Chizaki, maestro conocido por aceptar sobornos y pasar materias a cambio de noches solitarias en un motel.

—Buenos días —a pesar de la enemistad, sigue siendo amable.

—¿Qué esperas para levantarte? —reprocha Camie mientras se lima las uñas—. Ni creas que nos tomaremos la molestia de ayudarte

—No esperaba su ayuda de todos modos —se levanta—. Solo estoy haciendo un paseo. ¡Oh! Por cierto, tomen —les da unos ramitos

—Quita eso de mi vista —Mineta le azota la mano.

—¡Hey! —se agacha a recogerlo—, me toma mucho tiempo hacerlas.

—¿Y a nosotros que rayos nos importa? —Seiji aplasta las flores enfrente de Kaminari—. Ups, lo siento.

A pesar de la amabilidad del chico por regalar esos detalles silvestres, hay gente que se burla de este gusto tan "afeminado".  Cuando era niño, nadie lo molestaba, pero en secundaria y preparatoria no faltaban aquellos y aquellas que lo llegaban a agredir por su gentileza. Hace falta agregar que el responsable de hacer saber su gusto por las flores fue nadie más que Mineta.

SeroKami Week 2022Where stories live. Discover now