Capítulo único

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PORSCHE

Apenas Vegas estacionó su motocicleta frente al portón de mi casa pude respirar con naturalidad; no supe en que momento la contuve la respiración, si fue cuando Kinn volvió apuntarme con un arma o cuando Pete corrió desesperado en cuanto Vegas encendió la moto, solo sabía que me dolía la cabeza y quería dormir un poco.
Quité mi mano del hombro de Vegas, enfundado como siempre en una camisa de un material que parecía ser satín o algo parecido, para bajar de la motocicleta. Me quité con rapidez la mochila repleta de dinero y se la tendí con una expresión fría; toda la mochila estaba salpicada por la sangre de mi tío y el solo verla me daba náuseas. A veces me asustaba lo que las personas eran capaces por el dinero. Yo también lo necesitaba, y mucho, pero jamás le haría eso a mi propia familia.

Vegas abrió ambos ojos sorprendido mientras tomaba la maleta entre sus manos.

—¿No te lo vas a quedar? —. Enarcó una ceja con curiosidad. Aún me era extraño ver sus verdaderas expresiones, nada de esas sonrisas enormes y los ojos brillantes, solo un rostro frío y sarcástico.

—Te puedes ir ahora —. No le respondí. Vegas miró por encima de mi hombro, escaneado los grandes ventanales de la cocina. —No creo que haya nadie, está bien. Me encargaré del resto.

Vegas colgó la maleta en sus hombros y me miró indeciso.

—La familia principal se está debilitando. Especialmente la cabeza, que es Kinn —. Advirtió. Parecía que esto ya lo tenía ensayado. —Se bien que sabes lo que va a pasar, ¿cierto?

Lo miré fijamente por unos segundos, claro que lo sabía, que estuviera hecho un lío no significaba que era estúpido. A penas todo esto estallara, la mayoría de los Theerapanyakul, si no eran todos, morirían.

—¿Entonces que vas hacer? —. Me atreví a preguntar, no esperaba que me contestara, pero igual quería saber para estar prevenido y ayudar a Kinn.

—Eso depende de mi padre —. Vegas miró al frente con una expresión melancólica. No tan sorprendido como yo cuando respondió, aparentemente honesto. —Pero definitivamente no dejaré que nadie le ponga un dedo encima a Pete. Eso te lo puedo jurar.

Las náuseas me azotaron. Estabamos hablando de ellos como si estuvieran en un maldito campo de guerra. Todo esto era estúpido, todos ellos eran sólo unos estúpidos. ¿Por qué todos tenían que mentirnos?, ¿por qué no trabajar juntos?

—Sólo cuídalo —. Le pedí. No importaba la extraña y desconocida relación que ellos tenían, yo siempre iba apoyar a Pete en todo, aún si eso significara pasar sobre Vegas. —No quiero que se entere de nuestro trato. Jamás hubiera aceptado esto de no ser porque tu le gustas.

Vegas sonrió de lado y me miró otra vez con esos ojos burlones.

—Eres solo un egoísta más en el montón, Porsche. Relájate —. Rodó ambos ojos. Apreté ambos labios y miré hacia otro lado evitando responderle, no me convenía.

Vegas giró la llave de la motocicleta encendiendo el motor, todo el tiempo viéndome fijamente, como si intentara persuadirme de algo.

—Por más ganas que te tenga, eso no quiere decir que no te dispararé a la primera que te vea si sigues a la primera familia —. Murmuró con el rostro inexpresivo.

Tragué saliva con dificultad por el hosco tono de voz que usó. Giré sobre mis talones cuando se recargó en su motocicleta y yo aproveché para abrir la cerradura del portón.

—¡Vegas! —. Lo llamé antes de avanzar, extrañamente sentía que le debía una respuesta. El pegó su pie al asfalto para recargar el peso de la moto y me miró expectante. —Por más ganas que te tenga, no quiere decir que no te voy a disparar si te metes en mis asuntos —. Cerré la reja de golpe y comencé a caminar hasta la mesa del jardín escuchando el motor de la motocicleta alejarse.

AT THE END [VegasPorsche] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora